“Estamos tratando de mejorar la experiencia entera de volar”, dijo el director ejecutivo de la aerolínea Oscar Muñoz en su primer evento público desde que asumió el cargo.
Agregó: “No se trata simplemente de tener un mejor asiento, o mejores comidas, o mejores vinos”. Ha pasado una década desde la última vez que United actualizó su servicio para pasajeros de clase de negocios y algunos aviones aún tienen en esa sección un asiento del medio. Todo ello cambiará con el nuevo servicio, llamado Polaris.
La idea es que los pasajeros que pagan $5.000 por un vuelo transatlántico puedan dormir mejor. Los asientos, que podrán recostarse, tendrán acceso directo al pasillo, carteles de ‘no molestar’ y más espacio para equipaje. Algunos aeropuertos tendrán salones de espera de lujo para los pasajeros selectivos.
La nueva clase Polaris irá incorporándose paulatinamente a su flota de aeronaves de larga distancia, empezando con los Boeing 777 y Airbus A350 próximos a recibir.
Aún así, Muñoz sabe que mejorar el espacio físico no será suficiente. Es por ello que los asistentes de vuelo recibirán un nuevo entrenamiento para los vuelos internacionales, que será aplicable también para algunos vuelos nacionales.
Algunos de los asistentes con más veteranía —que suelen ser los que atienden los vuelos internacionales— no son tan entusiastas o amigables como los pasajeros desean.
“Es una batalla sin acabar”, estimó Muñoz, admitiendo que la aerolínea ha tenido a veces tensas relaciones con sus sindicatos.
Desde que empezó a desarrollar el nuevo servicio Polaris, United involucró a sus asistentes de vuelo para que le asesoren, una decisión que Muñoz espera hará que acepten con más agrado las nuevas tareas, como por ejemplo la de ofrecer tres clases de vino en vez de solo una.
“Si pueden ofrecer un producto del cual estar orgullosos, si se les anima y si tienen un contrato con el cual están contentos, yo creo que esa es la prioridad para nosotros”, declaró Muñoz.
Fuente: La Nación