
El aeropuerto imaginario de “Knuffingen” no tiene nada que envidiarle a terminales de las principales capitales del mundo, salvo su tamaño que por obvias razones en el caso del modelo a escala es infinitamente más reducido.

Más de seis años en construcción, el proyecto demandó 150,000 horas hombre y más de 4 millones de euros de inversión, donde más de cuarenta tipos diferentes de aeronaves aterrizan y despegan desde la única terminal del mundo donde ningún vuelo sale retrasado.

Además del aeropuerto, “el país de las maravillas de las miniaturas” cuenta con la red ferroviaria más extensa del mundo, atracción hecha a medida de aquellos apasionados por los trenes a escala, de los que cuenta con más de 900 unidades y la friolera suma de 12,000 vagones.
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Fuente: Infobae