Un día como hoy, 6 de agosto, pero de 1945, un avión B29 Superfortress conocido como Enola Gay, de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, arrojaba una bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima.
El bombardeo atómico se repetiría el 9 de agosto, 3 días después sobre la ciudad de Nagasaki. Ambos sucesos marcaron el inicio del fin de la Segunda Guerra Mundial tras la rendición de Japón. Los dos ataques letales destruyeron ambas ciudades japonesas casi por completo, generando una devastación total, la baja de miles de vidas humanas y efectos en la salud de quienes sobrevivieron que se extendieron por décadas.

La aeronave Superfortress fue construida por la Glenn L. Martin Company, actual Lockheed Martin— en su factoría de Bellevue, Nebraska. El bombardero era uno de los quince B-29 llamados «Silverplate», aparatos especialmente modificados para lanzar bombas atómicas que contaban con una bodega para este tipo de bombas con puertas de accionamiento neumático, un sistema británico de acoplamiento y lanzamiento de bombas, hélices de paso variable que podían crear una inversión del flujo de aire y por tanto del empuje para potenciar la frenada durante el aterrizaje, motores más avanzados con inyección de combustible y mejor refrigeración, así como ausencia tanto de blindaje de protección como de torretas de artillería.

Hasta el momento, estos bombardeos constituyen los únicos ataques nucleares de la historia.
El Enola Gay fue restaurado y hoy está expuesto en el Museo Nacional del Aire y del Espacio, en las afueras de Washington D.C., Estados Unidos.