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El padre del Boeing 747, Joe Sutter, murió ayer a los 95 años de edad. El mundo perdió a un soñador que desde niño se sentaba en la azotea de su casa en Beacon Hill, un barrio de Seattle, para ver los aviones despegar desde la fábrica de Boeing, sin saber que años más tarde formaría parte de la compañía desempeñándose como ingeniero.
Los primeros pasos hacia la materialización del 747 comenzaron, curiosamente, en 1965 durante las vacaciones de Sutter. Su jefe le llamó pidiéndole que se involucrara en el diseño de un nuevo avión, más grande que el Boeing 707, que más tarde se coronaría como la Reina del Cielo.
Así fue como Sutter inició la visualización de esta aeronave. En aquella época la compañía realizó un estudio de mercado que mostró que los clientes de Boeing (sobre todo PanAm) elegían aviones de mayor capacidad (350 asientos) que el Boeing 707 (140 asientos) que ofrecía la compañía.
La mayoría de los ingenieros senior de Boeing se encontraban ocupados trabajando en el proyecto Boeing 2707, un avión supersónico, por lo que Sutter quedó a cargo de este importante desafío. PanAm quería un avión tan impresionante que fuera imposible de pasar desapercibido –un barco volador-, y lo obtuvieron.
Boeing 747, la creación de un soñador
El Boeing 747 vio la luz tres años después, el 30 de septiembre de 1968, cuando 25 sobrecargos de diferentes aerolíneas posaron frente a la aeronave en su roll out. Este avión fue el primer equipo comercial de doble pasillo. Boeing decidió mover los galleys y los baños para ponerlos en medio de las cabinas para dar una sensación de separación para que los viajeros no se sintieran dentro de un gran tubo, sino en una pequeña sección.
El avión se elevó por primera vez el 9 de febrero de 1969 al mando del Capitán Jack Waddell, a su derecha el capitán Brien Wygle y en el panel el capitán Jess Wallick. Sutter pensaba en el aterrizaje, ya que el Boeing 747 había recibido varios cuestionamientos de expertos de aviación sobre cómo se podría aterrizar un avión con la cabina tan alta. Para sorpresa de muchos el 747 aterrizó perfectamente; el primer vuelo había sido un éxito.
“When we were told it’s impossible, we knew it’s the right way to be done”, Joe Sutter.