Durante la década pasada, la Nasa y sus socios han estudiado el rendimiento y los beneficios de la configuración de un cuerpo híbrido usando computadoras, túneles de viento y las pruebas de vuelo no tripulados, también la subescala, poniendo a prueba el mayor número de tecnologías avanzadas.
Las demostraciones incluyen avances en materiales compuestos ligeros que son necesarios para crear estructuras de aviones revolucionarios. También probaron un diseño distinto de los motores para mejorar la propulsión y reducir el ruido producido por los motores a reacción, así como para reducir el ruido en los flaps de las alas y el tren de aterrizaje.
Una versión de estos aviones es el de fuselaje del ala híbrida o fuselaje integrado (blended wing body BWB) el cual tiene motores turbofan en la parte superior de la parte trasera, flanqueado por dos colas verticales por proteger a la gente sobre el terreno del ruido del motor. Un fuselaje totalmente integrado no se ve como un avión convencional, en lugar del diseño del tubo y el ala de costumbre tiene una forma más parecida a un triángulo donde las alas se fusionaron en el cuerpo. No tiene cola y sin embargo vuela la misma velocidad que los aviones de transporte comercial.
Un modelo a escala de 6% de un Boeing BWB está siendo probado durante seis semanas en el túnel del Centro de Investigación Langley de la Nasa en Hampton, Virginia.
Los investigadores predicen que la tecnología de los X-Plane podría ahorrar a la industria aérea US$ 255 mil millones durante los primeros 25 años de operación.