Mi viaje desde Barcelona a Gandía (desembarcando en Alicante) lo hice el 19 de julio.
Inicialmente, busqué pasajes con destino a Valencia (VLC) y de ahí tomar un tren, ya que Gandía no cuenta con un aeropuerto propio. Veía los precios y todos rondaban los 130€, pero afortunadamente existe Google Flights, que en una de mis búsquedas me tira un tip, lo leo y me recomienda ir en mis fechas seleccionadas a Alicante (ALC), abro un Atlas universal de antaño que hay en la biblioteca del hogar, y concluyo que la distancia no es muy significativa, y la diferencia en precio es mucho menor.
Finalmente decido por viajar entre el 19 de julio al 25 del mismo mes, y la aerolínea seleccionada fue Vueling. Como mi vuelo partía desde Barcelona a las 7 de la mañana, traté de estar al menos una hora antes, ya que iba con mi boarding pass impreso y sin ningún equipaje que despachar, de igual forma, como no soy miembro de la comunidad europea, me decidí acercar al mostrador de Vueling por cualquier eventualidad. Sin más que agregar, proceden a indicarme el control que debía pasar, como el sector al que debía dirigirme para el posterior embarque. Para desplazarme desde Castelldefels hasta El Prat de Llobregat, usé el muy eficiente servicio nocturno de los buses de la AMB, vi bastante gente en similares condiciones que yo (es decir, de tomar un vuelo), como gente de la propia Vueling yéndose a sus puestos respectivos de trabajo, incluso tripulantes de cabina.
A las 6:35 inicia el embarque al A320 de Vueling, con destino a ALC, particularmente se trata del EC-LOP, con una antigüedad de 4.6 años al momento de realizar el vuelo, sirviendo a la aerolínea de bajo costo que elegí.
Como sabrán, las LCC (low cost carrier) sacan provecho a cada cosa extra que el pasajero desee, como por ejemplo, la selección de asientos, como en el vuelo de ida a ALC pude seleccionar aleatoriamente un asiento sin recargo (a diferencia del retorno), me jugué por seleccionar dicha casilla, dando como resultado el 8E. Se me da la bienvenida y mientras tanto veo al comandante y primer oficial trabajando enérgicamente en el despacho del vuelo, sin aún saber la sorpresa que me esperaba.
Transcurridos unos 5 minutos desde que ubiqué mi maleta de mano en el compartimiento superior, se acerca uno de los tripulantes de cabina a la fila 7, explicándoles que por cuestiones de peso y balanceo del avión, que posee un centro de gravedad, el mismo se encuentra desplazado, por lo que solo necesita que 5 pasajeros compensen el peso en la parte trasera del avión. Acá me dio tristeza el trato denigrante que pasó el tripulante con los pasajeros de la fila 7 A, B y C, respectivamente, quienes adujeron en todo momento la tarifa Premium que pagaron, y no estaban dispuestos a mudarse de lugar. Ante la negativa, me levanto, le palmeo la espalda al joven, diciéndole que voluntariamente deseo cambiarme de lugar, así se evita mal rato con los demás. Le mencioné si hay factibilidad de elegir una ventanilla, y me contesta “la que desee, señor”, así que tras mi selección aleatoria, finalmente me ubiqué en una ventanilla de lado derecho, específicamente el 24F. Curioso que tuve que dar inicio al acto para que 4 pasajeros más sigan mi ejemplo y opten por ubicarse donde el tripulante designó.
Con la cabecera operativa en ese momento por la dirección del viento (cabecera 25 L left), me tocó ver en la carrera de despegue la terminal del aeropuerto, y posteriormente el Mediterráneo con sus bellas costas, el sector de Gavá, Viladecans, Castelldefels, Calafells, hasta que alcanzamos una altitud crucero de aproximadamente 32.000 pies (FL320), bastante tranquilo y hermoso.
Como la zona del Mediterráneo se encuentra en gran medida con presencia de serranías, en los valles había presencia leve de neblina matutina, formando un precioso contraste visto desde las alturas.
El menú se paga, como en toda aerolínea de bajo costo, y por el horario, elegí cacahuates con una Estrella Damm para beber (me enamoré de esa cerveza en tierras catalanas).
Aterrizamos puntualmente, sin ninguna demora, y como soy de los que se relajan hasta que el tumulto de gente se disperse completamente, fui el último en desembarcar, antes del mismo, el tripulante gentilmente me vuelve a agradecer, explicándole que yo soy un aficionado a la aviación y estudiante de pilotaje, por lo que comprendí perfectamente y al pie de la letra lo que estaba mencionando. Lástima que no me posibilitó ingresar a la cabina del A320 de Vueling, me mencionaron que por reglamentación aeronáutica española estaba prohibida (en Ryanair cambió totalmente mi suerte).
Para lo ofrecido, más que conforme, del vuelo de retorno no puedo mencionar nada, ya que fue lo mismo prácticamente, operado en horario nocturno, pero solo destaco dos diferencias, el vuelo de retorno no fue operado por Vueling específicamente, sino por una subsidiaria (Avión Express) matrícula LY-VEV, con una destacable antigüedad de 25.4 años, pero hace 4 operando para Avion Express (leyeron bien, 25.4 años de antigüedad), y un importante retraso de 2 horas y 58 minutos (si hubiesen sido dos minutos más capaz y hubiese cobrado alguna pensión por el tiempo desperdiciado). En la explicación del retraso hubo contradicciones, primeramente cuestiones de mantenimiento del avión específicamente, y otra explicación que hacía mención a cuestiones de tráfico aéreo provenientes del origen (Barcelona).
Y el aterrizaje tras el vuelo de 50 minutos fue tan brusco, que incluso, tocando la pista, estando todos ubicados en posición vertical, terminamos por el asiento del frente, a mi me fascinó, pero creo que más de uno se llevó un susto, y tras el asombro, todo el mundo terminó aplaudiendo.
Evaluaciones
- Puntualidad: 10/10 (ida) 3/10 (vuelta)
- Amabilidad: 10/10 (ida) 5/10 (vuelta)
- Servicio a bordo: 7/10 (ambos tramos, no se puede calificar como un servicio tampoco algo que uno paga de su bolsillo)
- Entretenimiento: 6/10 (solamente material de lectura, interesante para quienes disfrutamos el arte de leer, pero por lo menos quería las clásicas pantallitas en secuencias para que muestren el air show por lo menos).