Por Ricardo Cibils
Comunicándome con mi padrino (quien sabía de antemano mi viaje), me informa que su hija (mi prima) está en Alemania, específicamente en Colonia (Köln), realizando unos estudios, por lo cual, me pongo en comunicación con ella, para saber qué fecha le gustaría que la visite, sin ser molestia. Su respuesta desde un principio fue positiva y muy emocionada por el hecho de reencontrarnos (aunque nos habíamos visto en febrero del 2015, en el reporte del viaje a SCL que lo redacté en el antiguo foro), y me responde que sería conveniente que la visite en el mes de julio porque se encontraba con tiempo libre. Por lo tanto, comienza mi siempre ceremoniosa búsqueda de vuelos, con las mejores tarifas, considerando que una semana estaría por Alemania. Adoptando una vez más Barcelona como mi “hub” europeo, busco pasajes desde dicha ciudad hasta el Flughafen (aeropuerto) que comparten Köln y Bonn, encontrando para mi sorpresa dos vuelos directos entre BCN-CGN.
Las opciones eran dos, que excluían las escalas, Germanwings (alemana), y Ryanair (irlandesa). Por cuestiones de precio (primordialmente), y los horarios de salida y llegada, fue la aerolínea de Irlanda la seleccionada para mi traslado hasta Alemania. Visité dos ciudades germanas donde tenía lugar para hospedarme entre los días 27 de Julio al 3 de Agosto.
Como mi vuelo estaba marcado para las 18:15, pero al no ser miembro de la comunidad europea, no podía realizar check-in mediante mi smartphone, únicamente tenía que imprimir mi boarding pass mediante el web check-in (ya que si uno no realiza esto, la impresión en el aeropuerto tiene un costo cercano a los 65€) a fin que en el mostrador de facturación de equipaje hagan verificación de visado (el cual, solo se limita a dejar en blanco un número de los 7 que cuenta mi documento de identidad y por consiguiente, mi pasaporte), me dispongo a trasladarme desde la localidad de Castelldefels en el siempre efectivo bus AMB, con el fin de presentarme 2 horas antes. Dicho bus cubre posteriormente Gavá, Viladecans, hasta llegar a la T2 de El Prat de Llobregat (habían los que llegaban a la T1 también). Agarro uno de los carritos para transportar equipajes que siempre se encuentran a disposición del pasajero, ubico mi bolso de mano y la mochila que llevaba para mi estadía, y me presento en el counter.
Me preguntan mi destino, a lo cual indico Colonia, facilito mi boarding-pass y automáticamente anexo mi pasaporte para que se corrobore la información necesaria, a lo cual verifica la autenticidad y procede a sellarme la tarjeta de embarque y realizar una media firma. Tras esto, me pregunta si tengo algún equipaje a despachar, lo cual niego, diciendo que solamente llevo lo que la funcionaria de Ryanair puede divisar en el carrito, lo cual se adapta a las reglamentaciones que la propia hoja impresa lo indica. Ya me encontraba en regla para el vuelo FR2507. Faltando 45 minutos para la hora estimada de despegue, me dirijo al sector de embarque, pero en primer lugar, someterme a los controles de aeropuerto que AENA establece, los paso sin problemas, con bastante amabilidad y paciencia de parte de los trabajadores, ya que tuve que apartar todos mis artefactos electrónicos por disposición de seguridad (mejor ni hablemos de todas las cosas que llevé). El embarque se hace en una fila única, pero tienen prioridad los pasajeros de necesidades especiales, y quienes gastaron un importe monetario para obtener el “priority boarding pass” lo cual únicamente permite acceder al avión antes que los demás.
Pasan mi tarjeta de embarque por el lector, una hojeada rápida a mi pasaporte, me lo entregan y me desean muy buen vuelo. Un poco complicado el acceso al B737 serie 800 de Ryanair, debido a que el control se extiende hasta la puerta del avión, por lo cual, la fila prácticamente va desde la puerta, hasta el sector donde recientemente el personal de atención al pasajero me deseó buen vuelo. Finalmente, llega mi turno de abordar al avión, con tripulación irlandesa (a excepción del jefe de cabina, quien era portugués), al abordar me pregunta una de las tripulantes “What seat do you have, sir?” y mi respuesta fue “My seat is 18 Foxtrot” y confieso que la tripulante hizo una muy elocuente seña de asombro, quizás por manejar la fraseología y me replica con un “Okay, 18 Foxtrot, thank you” con una sonrisa de agregado.
Ubico mi maleta de mano en la parte superior, y mi mochila bajo mis pies, y la primera gran sensación de sorpresa en mi apreciación de pasajero, el pitch entre asientos es muy bueno (definitivamente comparado al de Vueling, que lo había sentido días previos, se asemejaba a una cancha de fútbol, literalmente). Destacan las instrucciones de seguridad en vivo y en directo, realizado por cada uno de los tripulantes a bordo, y tanto en inglés, alemán, y portugués (con el speech del jefe de cabina), y grabados en catalán y español. Imposible que alguien no pudiese entender con la diversidad de lenguas. Punto para Ryanair.
Nos autorizan el carreteo, con dirección a la cabecera 25L, bastante movimiento a esa hora en BCN, tuvimos si mal no recuerdo, turno 4 para despegue, después de 2 B737 de Ryanair, y un A321 de Lufthansa. Ingresamos nosotros, y ya en punto de espera se encontraba otro “hermano” de Ryanair, Turkish Airlines en turno 2, entre otros.
La carrera de despegue se realizó inmediatamente, despegando a mitad de pista, ascendimos hasta FL040 sobre el mar, y posteriormente viramos por derecha para ingresar hacia tierras catalanas, atravesar Francia, hasta el destino final. Barcelona estaba nublado hacia el sector costero, hacia la ciudad, ninguna nube, ni qué decir las serranías, era bella esa pincelada que uno podía observar mientras ascendía. Noté también que mi compañero de fila, asiento del medio, entre pasillo y ventanilla, de nacionalidad inglesa, también era fanático de las vistas por la ventana ya que se pasó mirando todo el vuelo (admito que para los viajes con FR pagué la tarifa pertinente por selección de asientos).
Alcanzada la altitud crucero de 36.000 pies (FL360), comienzan a pasar los tripulantes de cabina a lo largo del pasillo, repartiendo las cartas de menú, a la cual accedo deseoso, porque quería experimentar el catering que ofrecían.
Miro las distintas opciones, y cuando retorno, el tripulante toma mi orden, y le digo “Firstly, I want this meal, the Ratatouille, and then, one Heineken to drink”, tras 5 minutos retorna y me dice nuevamente en inglés “Excuse me, sir, can you land me more minutes to serve you? The Ratatouille just entered at the oven”, respondiendo: “No problem, so, give me the Heineken, I will wait”.
Finalmente llega el Ratatouille, que consiste en fideos tipo Fussili con una salsa de pollo algo agridulce, bastante rico, por solo 6,50, y la Heineken, a 4€, y nada que despreciar el tamaño, la proporción, ni el sabor, valió la pena cada euro y céntimo gastado.
El vuelo transcurrió con absoluta normalidad, descendimos sin ninguna turbulencia de por medio, y fuimos recibidos por una fresca y con leve llovizna en Köln/Bonn, aterrizamos finalmente a las 21:20 hs; considerando la leve demora que tuvimos desde la salida en BCN.
Desembarcamos en posición remota, con la leve llovizna dándonos la bienvenida con el característico clima alemán, lo cual fue una tónica en la semana vivida.
Tras arrivar al Flughafen, me desplacé por mi cuenta (con previa explicación de mi prima, claro) desde la misma terminal hasta la estación a beneficio de ella, en tren. Tomé desde el Flughafen hasta el Köln Hbf, para posteriormente tomar el metro y llegar a la estación de Friessenplatz. De igual modo, me amigué con un iraní con quien fui en el metro, pero tomamos líneas distintas para llegar a nuestros destinos. Me comentó que estaba estudiando medicina en Colonia, le agradecí de principio a fin por la nobleza y la buena voluntad.
Evaluaciones del vuelo FR2507
- Puntualidad: 9/10
- Servicio a bordo: 7/10 (como en el vuelo de Vueling, no podemos cotizar este ítem como un servicio, ya que se desembolsa)
- Amabilidad: 10/10
- Entretenimiento a bordo: 6/10
Después de haber oído tantos comentarios de aprobación y desaprobación sobre Ryanair, manteniéndome yo al margen, pero a la vez en una nebulosa, concluyo con este vuelo como uno de los mejores que realicé en mi vida, excelente de origen a destino, con el agregado que inclusive pude visitar la cabina del B738, y para la posteridad, el comandante, muy amablemente en inglés me dijo “Please, seat down on my left seat, and meet the FO, talk about aviation” (hay foto bien guarda en mi archivo).
El retorno a España
Como mi prima me había dicho que la visite en julio, del 27 al 31 estuve con ella, del 1 al 3 de agosto, fui a Münster a visitar a un amigo de infancia y su familia (lo conocí en Paraguay, cuando practicaba fútbol), y el mismo 3 de agosto, me tocaba retornar a Barcelona, desde Köln, por lo que, tomo un bus de Münster a Colonia, con duración de 4 horas, en Postbus, con Wifi en todo el transcurso del viaje. Llegué al aeropuerto, por el itinerario que seleccioné, y del aeropuerto nuevamente en tren para pasar las últimas horas en tierras germanas con mi prima. Fuimos a almorzar juntos, y a darnos la despedida reglamentaria. A las 17:30 nos despedimos en la estación de Friessenplatz, y llegué al aeropuerto cerca de las 18:20 entre mi traslado vía el Köln Hbf para agarrar el tren al Flughafen.
Llego, y veo una larga cola en el mostrador de Ryanair, y al frente veo una oficina de Ryanair de informaciones generales, me acerco y consulto “Do I have to follow the row?” y me retruca el personal de Ryanair con un “Do you have a baggage to check?”, respondiendo “No, I have not”, y me dice “Give me your boarding and your Passport”, le entrego, y gentilmente él mismo accede a mi reserva y me chequea para el vuelo FR2508, sin necesidad de pasar por el counter. Le agradecí muchísimo, y finalizó con un “Over there you have to do the security controls”. Como un día antes, Ryanair me mandó un mail advirtiendo de posibles retrasos en el aeropuerto, especialmente en el área de control, tras el visto bueno recibido, me dirijo automáticamente, hago una breve espera, y soy atendido, dejo mis equipajes en el sector de la cinta, y me someto a la examinación mediante la máquina de rayos donde uno debe quedarse quieto con los brazos en alto, donde te realizan una inspección 360. Superado eso, suena una chicharra aprobando el examen, y permitiéndome el acceso.
En Colonia y Bonn todo ese día se presentó meteorología adversa, mucho viento y con unas lluvias constantes, aun así, el vuelo estuvo en horario, e incluso embarcamos en posición remota, ni me interesó sentir la lluvia con solo admirar el B738 de Ryanair, esta vez sí pude divisar la matrícula, EI-FIB.
Accedo al avión por la puerta trasera, considerando que el asiento que había seleccionado en mi reserva era el 22F, me da la bienvenida, en todo momento hablé en inglés, hasta el desembarque, que tuve una curiosa anécdota.
Despegamos en horario, dejando la lluviosa Köln, divisé la ciudad perfectamente desde el aire, hasta que fuimos atravesando la capa nubosa que cubría en ese entonces la localidad, hasta llegar a observar claridad con la alfombra nubosa por debajo nuestro.
Para nuevamente probar el catering a bordo, solicito una bandeja de arroz blanco con salsa roja con gusto agridulce una vez más, y de beber una Heineken, replicando el precio que en el vuelo anterior, sin queja alguna de la proporción y el sabor. Además, este vuelo contó con la particularidad que, me permitió divisar el atardecer en vuelo, tal como el caso de Asunción-Sao Paulo, que mencioné en mi primer reporte. Como seguramente todo fanático de la aviación pensará, el cielo nunca deja de sorprendernos.
Transcurridas 2 horas y cuarto del vuelo, comienza la aproximación a BCN, en la cual se pudo ver la ciudad completamente iluminada por sus luces, bajo la oscuridad de una hermosa y calurosa noche, con la luna como luz natural reflejada en la ciudad. Tocamos tierra con un poco de fuerza, pero sin ocasionar temor generalizado. Tanto a la ida como a la vuelta, los aterrizajes fueron agradecidos con aplausos (muy al estilo brasilero).
Tenía la chance de desembarcar por la escalerilla trasera, de igual modo, fui paciente y aguardé, y me fui hacia la cabina, como un niño atraído por un caramelo. Les escucho a los tripulantes de cabina hablando en castellano, y les digo “No tenía idea que hablaban castellano”, y ellos me miran extrañados, considerando que todo el vuelo nuestra interacción era en lengua inglesa, y me responden “Tampoco nosotros lo sabíamos, señor”, y nos dejamos llevar por las risas del momento. Aprovechando el simpático momento, le pregunté si podía ingresar a la cabina para tomar una foto y agradecer al Comandante y Primer Oficial, consultaron y me dejaron acceder. El Comandante era irlandés, no así el Primer Oficial (español), pero fui amenamente recibido, e interactué en ambas lenguas con ambos. Hasta llegué a recibir un “Do you want to seat here?” del Comandante, pero esta vez dije que no, ya que a la ida me tocó, y deseaba desembarcar lo más pronto posible. Aparcamos en remota posición, y en dos buses, la totalidad de los pasajeros fue trasladada a las dependencias de la Terminal 2 siendo las 22:30 hora local.
Evaluaciones
- Puntualidad: 10/10
- Amabilidad: 10/10
- Servicio a bordo: 7/10
- Entretenimiento a bordo: 6/10