Una primera cifra dice que pueden estar en servicio durante unos 30 años hasta alcanzar su límite de ciclos, que es equivalente al número de vuelos; se cuenta un ciclo cada vez que el avión es presurizado y luego despresurizado para volar.
El número de ciclos que puede soportar un avión antes de tener que ser sometido a un mantenimiento especial depende del avión y del fabricante y, curiosamente, es más alto para aviones de corto y medio radio.
Así, un Boeing 737 tiene una vida prevista de 60.000 ciclos, mientras que un 747 «sólo» tiene 35.000; un MD–80, sin embargo, está diseñado para soportar 110.000 ciclos.
Aún así, con el mantenimiento adecuado, un avión puede seguir volando después de alcanzar ese número de ciclos, sólo que cada vez necesitará más trabajo de mantenimiento, lo que hace que cada vez sea más caro de mantener en vuelo: un avión en el suelo no gana dinero.
Otro factor a tener en cuenta son las horas de vuelo que van acumulando el avión y sus motores. De nuevo, cuantas más horas, más mantenimiento.
Pero como los fabricantes van sacando nuevos modelos de avión al mercado que son más baratos de operar y mantener es raro que un avión llegue a superar el número de ciclos para el que está diseñado, pues las aerolíneas suelen jubilarlos antes en favor de otros más nuevos y baratos.
Fuente: microsiervos.com
