Por Santiago Oliver
El Boeing 787 convertido a VIP puede volar sin paradas durante 18 horas con el confort de un resort de 5 estrellas.
El concepto diseño fue el de transmitir una sensación Zen, un oasis de paz, con tonos de la tierra, líneas que fluyen con bordes agudos, un buen control de la iluminación natural y artificial, y un diseño en el que el ruido y las vibraciones se han eliminado por completo con una súper insonorización.
Los pasajeros embarcan y caminan por un corto pasillo con un concepto de “ondas”, que termina en el salón principal.
Con casi el doble de largo que un BBJ 1 y tres veces su zona, el interior customizado del Dreamliner VIP se diseña completamente a pedido. El avión puede volar sin escalas entre dos puntos cualquiera en el mundo.
Esta área está diseñada para reuniones informales y ocio, cena o para relajarse con una combinación de sofás-cama, divanes, asientos individuales y bandejas.
El diseño es la fusión de filosofía europea moderna con asiática tradicional, con suaves tonos tierra y materiales de texturas armoniosas incluyendo maderas oscuras, mármol, tela, cuero y combinaciones de los mismos.
Lo que no encontrará en todas las aeronaves se encuentran los interruptores de los controles convencionales: todo, desde el sistema de entretenimiento, iluminación y llamadas a los asistentes están controlados por las tabletas de pantalla táctil repartidas por el habitáculo.
Un lavatorio circular VIP ivide la sala de estar principal y la cabina lateral para invitados.
Así se ve una de las cabinas laterales.
Esta zona incluye 18 asientos tipo camas y 6 reclinables.
No hay duda de que todos quisiéramos viajar en este otro extremo de la cabina del Boeing 787, en la suite principal, con aislamiento acústico, tiene una cama King Size California.
El baño principal tiene una ducha para dos y calefacción por suelo radiante.