Aeropuertos, aerolíneas y pilotos europeos hicieron causa común en contra de esta medida que afectaría dramáticamente los vuelos sobre el Atlántico Norte, el corredor aéreo más transitado del mundo, con un coste adicional de más de 1.000 millones de dólares para pasajeros y líneas aéreas.
Responsables del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos y de la Comisión Europea también compartieron detalles sobre sus estándares de seguridad en aviación y capacidades de detección, y acordaron reunirse nuevamente en Washington la próxima semana “para evaluar aún más los riesgos compartidos y las soluciones para enfrentar la seria amenaza terrorista en evolución a la seguridad de la aviación”.
Las aerolíneas de Oriente Medio han visto el impacto en la demanda. Tanto Emirates como Turkish, Qatar Airways, etc; han reducido sus frecuencias hacia destinos norteamericanos por la tendencia a la baja de pasajeros, producto de, entre otras causas, las penalizaciones mencionadas más arriba.
La UE ha reclamado a las autoridades estadounidenses una información detallada sobre la amenaza que provocó que se plantearan extender a Europa la prohibición aplicada a vuelos desde Oriente Próximo y Norte de África; al menos, los mismos detalles que el presidente Donald Trump conversó con diplomáticos rusos en la Casa Blanca. El Gobierno de los EEUU ha defendido la decisión de Trump de compartir información clasificada sobre una amenaza terrorista del grupo Estados Islámico (ISIS) relacionada con el uso de computadoras portátiles en aviones con el ministro ruso de Relaciones Exteriores y el embajador ruso.
Si bien los detalles de una amenaza específica no se han hecho públicos, los expertos dicen que una bomba en la cabina sería más fácil de estallar y requiere menos fuerza explosiva que una en el área de carga. Además, el equipaje en la bodega suele pasar por un proceso de detección más sofisticado que el equipaje de mano.
Caos en Europa
La prohibición electrónica propuesta crearía un caos logístico en el corredor de viajes aéreos más concurrido del mundo: alrededor de 65 millones de personas viajan anualmente entre Europa y Norteamérica en casi 400 vuelos diarios, muchos de ellos viajeros de negocios que dependen de los dispositivos para trabajar durante el vuelo. La prohibición actual, que se puso en marcha en marzo, resulta mínima ante las consecuencias de aplicarse en Europa, afecta a unos 50 vuelos al día desde 10 ciudades, la mayoría en el Oriente Medio.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que representa a 265 aerolíneas que concentran el 83% del tráfico aéreo mundial, envió una comunicación a ambas partes para oponerse a la prohibición planteada, argumentando que afectaría profundamente a la economía y supondría para los pasajeros, especialmente los viajeros de negocios, una pérdida de 1.100 millones de dólares en tiempo gastado en vuelos, sin poder trabajar por no disponer de sus dispositivos electrónicos.
Asimismo hizo alusión a los riesgos a la seguridad de los vuelos manteniendo en la bodega un gran número de aparatos electrónicos con baterías de litio, que se sabe que se incendian, un punto que también fue destacado en una declaración por la asociación de pilotos británicos BALPA, señalando que si un portátil está en riesgo de estallar e incendiarse podían controlarlo si estaba en la cabina, mientras que quedarían fuera de su alcance los potenciales incendios en bodega.
Estados Unidos y Reino Unido
La ampliación de la prohibición a Europa afectaría desproporcionadamente a las aerolíneas estadounidenses. Delta, United y American Airlines tienen más que perder, así como British Airways. Combinadas, estas cuatro aerolíneas representan casi el 60% de todos los vuelos sin escalas desde Europa hasta los Estados Unidos.
La industria del turismo en los Estados Unidos también está en riesgo, ya que recibe a más de 14,5 millones de viajeros de Europa cada año, el 40% de todos los visitantes extranjeros a América, según Euromonitor.
La prohibición original sobre los vuelos en el Medio Oriente, introducida en marzo, se aplica a los dispositivos “más grandes que un smartphone” de las cabinas de vuelos desde Turquía, Marruecos, Jordania, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Kuwait. El Reino Unido estableció una medida similar a seis países y con algunas diferencias en cuanto a los afectados. También Australia está considerando una prohibición similar.
La medida inicial ha afectado duramente a las aerolíneas de Oriente Medio, tanto por el impacto directo en la demanda de viajes aéreos a los Estados Unidos como en los costes de introducir programnas de préstamo de dispositivos de cortesía a algunos pasajeros.
En una carta dirigida al jefe de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kelly, y al Comisario de Transporte de la UE, Violeta Bulc, el jefe de la IATA, Alexandre de Juniac, instó a los gobiernos a considerar alternativas a la prohibición, como métodos para detectar trazas de explosivos en los controles aeroportuarios, un mejor entrenamiento del personal y la intervención de expertos que detectan comportamientos anormales en los pasajeros.

La asociación de aeropuertos ACI Europe dijo que entre el 60 y 0% de los pasajeros que utilizan aeropuertos europeos embarcan con portátiles y tabletas y cualquier extensión de las restricciones requeriría un gran aumento en el personal de seguridad en los aeropuertos.
*Con información de Hosteltur y América Economía