Según trascendió, Comac está trabajando en sociedad con al menos un banco para invertir en la división comercial aeroespacial de Bombardier, o para ingresar como un socio estratégico en el proyecto C-Series. Ninguno de las empresas fabricantes han dado declaraciones, pero al parecer las discusiones ya ocurren desde hace tiempo, y la decisión final estaría cerca de ser tomada.
Además de recibir inversiones públicas del gobierno de Quebec por casi 3.000 millones de dólares en los últimos años, la compañía canadiense ya explora un acuerdo similar en su división ferroviaria con la alemana Siemens, y constantemente busca socios para apalancar los elevados costos enfrentados para poner en operación al C-Series.
A pesar de la buena crítica del nuevo jet, Bombardier perdió recientemente varias ventas de porque sus competidores Boeing y Airbus redujeron los precios de las aeronaves menores de sus familias de pasillo único 737 y A320, respectivamente. Misma situación fue denunciada el mes pasado por Boeing, ya que según la estadounidense, Bombardier ofrecía su nuevo avión a precios ridículamente bajos a aerolíneas norteamericanas.

Desde 2012, los fabricantes canadiense y chino tienen un acuerdo para desarrollar tecnología y componentes comunes para el C-Series y el C919, como sistemas eléctricos y de cabina y cadena de suministros, buscando reducir costos de mantenimiento y de entrenamiento para aumentar la competitividad frente a las dos gigantes Boeing y Airbus.
Pero el proyecto chino es mucho más antiguo, habiendo enfrentado retrasos que lo llevaron a estar más de una década por detrás en relación al resto de la industria. Así, el nuevo acuerdo de inversión en Bombardier permitiría a la Comac acceder a avanzadas tecnologías, que impulsarían los planes de la industria china para convertirse en un gigante de la aviación, valiéndose del hecho de que su propio mercado interno de aviación deberá ser, según las previsiones, el más grande del mundo alrededor de 2024.