Por Gustavo Galeano
Luego que una turista neozelandesa muriese tras ser arrojada por el empuje de los motores de un avión que despegaba, el legislador local considera el cierre de Maho Beach y el desvío de la ruta que por ahí pasa. Lo segundo, resulta inaplicable, puesto que es la única vía de acceso a una urbanización residencial.
El plan implicaría la relocalización de los comercios de esa zona, lo que significaría una enorme pérdida económica principalmente para los bares que funcionan básicamente para el deleite de los spotters que allí se congregan. Además, se plantea retirar el borde de concreto por el que la ciudadana fallecida golpeó la cabeza.
La argumentación de Emmanuel es que, a su criterio, las grandes señales de advertencia de peligro en Maho Beach no son suficientes, porque los turistas aún así se exponen a los riesgos del jet-blast, con tal de sentir la adrenalina de una aeronave despegando con toda su furia a tan poca distancia mientras disfrutan de un paraíso de sol, arena y mar.
De prosperar la iniciativa, el turismo hacia la isla de Saint Maarten sufriría un bajón, ya que muchos de quienes visitan la isla lo hacen por el atractivo de la combinación entre un increíble aeropuerto y playas paradisiacas.
La reciente víctima de la condición extrema del aeropuerto de Saint Maarten, la ciudadana neozelandesa Gayleen McEwan, de 57 años, estaba haciendo lo que bañistas hacen a diario, acercarse lo más posible al tejido que separa el predio del aeropuerto de la avenida y la playa, buscando sentir la potencia de los motores de los aviones. Pero ocurrió una tragedia, y es que la fuerza de los motores de un Boeing 737-800 de Caribbean Airlines despegando la lanzó por los aires justo hacia el muro de cemento que bordea la avenida, ocasionando así su deceso.