Un día como hoy, 14 de agosto, pero de 2005, ocurría en las afueras de Atenas, Grecia, uno de los accidentes más extraños y macabros de la historia, cuando un Boeing 737 de Helios Airways se estrelló contra una montaña luego de volar por 3 horas con todos sus pasajeros y tripulación inconscientes.
El vuelo HCY 522 de Helios Airways despegó desde Larnaca, Chipre, el 14 de agosto de 2005, y tenía como destino final el aeropuerto de Ruzyně, en Praga, República Checa, con escala en Atenas.
Luego de la partida a las 06:07 hs. UTC, en el 737 se dispararon alarmas que solo se deberían activar en tierra, por lo que la tripulación pidió asistencia a la sede de la aerolínea. Minutos después las máscaras de oxígeno de la cabina habían descendido, luego, sobre espacio aéreo griego, los pilotos informaron a la torre de control de Larnaca sobre un problema en el sistema de presurización del avión.

Al no establecer contacto con el aeropuerto de Atenas, el Almirante Panagiotis Chinofotis de las Fuerzas Armadas Helénicas, ordenó a las 07:55 UTC que aviones militares interceptaran la aeronave. A los 25 minutos de aquella orden, dos F-16 C/D Fighting Falcon de la HAF establecieron contacto visual con el 737, escoltándolo durante todo lo que quedaba del vuelo. Los pilotos de los F-16 informaron que el comandante no estaba en cabina y que el primer oficial yacía inconsciente sobre los instrumentos de la aeronave; además, que los dispositivos de oxígeno de la cabina se habían activado. Unos momentos después, pudieron ver a una persona en la cabina tratando de controlar el avión, pero no quedó claro si formaba parte de la tripulación.
A las 09:04 UTC, una vez que el Boeing 737-300 se quedó sin combustible, chocó contra una montaña cerca de Grammatikó, 40 kilómetros al norte de Atenas, con 115 pasajeros (48 de ellos menores de edad) y 6 tripulantes, falleciendo todos a bordo.

Causas
El accidente se debió a una cadena de incidentes y errores que terminaron con la fatal interpretación del piloto, y también del mecánico que estuvo a cargo de realizar una reparación en la aeronave antes del vuelo. Un panel que controla la presurización del avión contenía un interruptor que permitía el ingreso de aire al interior, el interruptor tenía dos posiciones: AUTO y MAN. Tras ésta, la presurización quedó configurada erróneamente en modo manual (MAN). Sin la intervención de los pilotos, la presión de la cabina se perdería conforme el avión se elevase.
Otro problema asociado fue que el avión ya había sufrido anteriormente una descompresión repentina a causa de una puerta mal ajustada en la sección trasera, lo que obligó a un aterrizaje de emergencia inmediato. No se tomó en cuenta, puesto que se hizo una prueba en vacío intentando buscar fugas y se pensó que el avión estaba en buen estado al no haber fuga en aquella ocasión. El descuido de los mecánicos fue tal que dejaron el interruptor de presurización en modo manual (MAN), que tiene una alarma luminosa y una sonora; pero la alarma visual no fue percibida debido a que el sol invadía la cabina de vuelo, entonces cuando se activó la alarma sonora fue interpretada equivocadamente.
A la hora de despegar, el capitán, al ver que el modo de presurización estaba en manual, entendió que no era el momento de una presurización efectiva. Tras el despegue, la alarma de “Error de configuración de despegue” o “TOWS” (Take Off Warning System) se disparó. El piloto contactó con el encargado de la torre de control, pero éste no supo interpretar la alarma. El avión prosiguió su ascenso normal.
Al ganar altura la despresurización hizo saltar nuevas alarmas y las máscaras de oxígeno se desplegaron. Los pasajeros y la tripulación pudieron respirar normalmente, pero sólo por 12 minutos, pues la provisión era limitada. En condiciones normales, los pilotos hubieran realizado un descenso de emergencia hasta una altura en la que el aire fuera respirable. Sin embargo, los pilotos estaban afectados por la falta de oxígeno y no fueron capaces de reaccionar adecuadamente. El avión siguió su ascenso y la escasez de oxígeno dejó inconscientes a los pilotos y pasajeros, y minutos más tarde se produjo daño cerebral en la mayoría de ellos. Se cree que uno de los pasajeros envió un mensaje desde su teléfono móvil indicando lo que estaba ocurriendo a bordo. Sin embargo, los pilotos de los F-16 observaron que los pasajeros portaban las máscaras de oxígeno pero todos estaban inconscientes. El avión era una nave fantasma que volaba en automático.
Durante todo el tiempo, el piloto automático controló el aparato y lo llevó hasta Atenas. Los controladores aéreos trataron durante más de una hora de contactar con el avión. Los dos F-16 militares enviados por el gobierno griego fueron con intención preventiva en virtud de un potencial atentado terrorista.
Después de que el avión se estrellara, se inició un incendio a su alrededor, que fue extinguido por los bomberos. El fuego quemó la mayoría de los cuerpos encontrados, que fueron enviados a Shisto, cerca de Atenas.

Resultado de las investigaciones
Interrogado al mecánico de mantenimiento, se concluyó que el error de dejar configurado en panel de presurización en modo manual desató la cadena de incidentes. La tripulación no detectó la inconsistencia al momento de iniciar el checklist de despegue, luego la alarma sonora fue interpretada como errónea y fue desactivada. Cuando cayeron las máscaras de oxígeno en la cabina, la tripulación de cabina interpretó el hecho como una falla de presurización y se realizó el protocolo de avión en descenso brusco, lo que no sucedió, los minutos de oxigenación se acabaron y los tripulantes y pasajeros pasaron a un cuadro de hipoxia somnolienta. Solo un tripulante se dio cuenta que algo andaba mal y reaccionó buscando las botellas de aire a presión, lo que le dio unos 30 minutos más de vida. Para cuando pudo hacerse con los mandos, el avión ya estaba sin combustible y se desplomó.