A Martin le llevó la reconstrucción pieza a pieza nada menos que 14 años y un millón de libras, pero el hombre se las ingenió para recorrerse el mundo y conseguir todos y cada uno de los recambios necesarios, piezas de otros cazas, de máquinas que ya no existían e incluso un ala vieja que se oxidaba en el Reino Unido. Según explicó en el 2013, día que lo inauguró con 54 años:
El había sido desafiado a construir su propio Spitfire por amigos que le dieron un solo remache de la aeronave y cuando encontró el fuselaje de una Spitfire Mark IX de 1944, RR232, en West Sussex, la restauración comenzó en serio.
Phillips reunió más piezas genuinas del Spitfire de todo el mundo, incluyendo cuatro de los motores Merlin que dio a los Spitfires su sonido inconfundible.
“Muchas veces pensé que nunca se completaría, pero jamás me di por vencido. Es un gran alivio haber terminado. Ahora me siento un poco avergonzado, pensando que en estos aviones se metieron niños en la Segunda Guerra Mundial y murieron en ellos”, dijo Philips.

El Spitfire fue el último símbolo del esfuerzo en la guerra de Gran Bretaña. Un caza monoplaza británico usado por la Royal Air Force y Aliados que fue diseñado por R.J. Mitchell.
*Con información de Gizmodo, Metro y Daily Mail UK