El gobierno de Donald Trump estableció un impuesto adicional de casi 80% al nuevo avión C-Series del constructor canadiense Bombardier, empresa que ha recibido apoyo financiero de más de 2 billones de dólares del estado de Quebec por sobregiros en el costo del desarrollo, situación que puso hasta en duda la continuidad del programa
El porcentaje adicional propuesto del 79,82% por autoridades estadounidenses se suma a la tasa preliminar evaluada del 220%, pues Boeing acusa a Bombardier de comercializar sus aviones a aerolíneas estadounidenses, como por ejemplo, a Delta, a precios “absurdamente bajos”. La línea aérea de Atlanta compró 75 jets C-Series.
El arancel combinado del 299,45 % sería aplicado al costo del avión importado a Estados Unidos, lo que afectaría enormemente su valor de mercado al hacerlo poco competitivo, pero solo entrará en vigor si el Comité de Comercio Internacional Estadounidense falla a favor de Boeing, lo que podría ocurrir a principios de 2018.
Canadá y Reino Unido amenazaron con no comprar equipamiento militar de Boeing como represalia, argumentando que las tasas sobre los C-Series reducirán las ventas en Estados Unidos y pondrán en riesgo miles de empleos de Bombardier en sus países. Bombardier emplea a más de 23.000 personas en los Estados Unidos, incluidos colaboradores y proveedores.
Las variantes del C-Series ofrecen capacidades de entre 108 y 160 asientos, y entran a pelear en el segmento de aviones regionales, como los E-Jets de Embraer, y los de medio radio, como las variantes más pequeñas de la familia 737 MAX de Boeing y A320 de Airbus.