Fueron 3 días preciosos, a todo dar. Córdoba capital y la provincia me han dejado profundamente enamorado, iba con altas expectativas, quiero decir que todos los parámetros y paradigmas han sido rotos.
Además, como guinda de una torta, pude disfrutar de la operativa de Air Europa previo a tomar el mismo vuelo que me trajo de retorno a la República del Paraguay.

Si han leído la nota anterior, que habla respecto a la manera de operar de Air Europa, saben que estuve desde las 10:15 en el aeropuerto. Gracias a Leandro, pude dejar mi equipaje dentro de las oficinas respectivas, para poder estar libre durante el momento en que estaría moviéndome por varios lugares. Cuando volvimos tras la conclusión, me entregó personalmente los equipajes, y nos despedimos dándonos un abrazo de rigor, agradeciéndole todas las atenciones.
Entonces, en resumidas cuentas, a las 14:15 me encontraba frente al mostrador para realizar el check-in correspondiente al vuelo de retorno.

Fui recibido por el filtro de seguridad, solicitando mi pasaporte, y automáticamente facilitándome las etiquetas para fácil identificación de mis equipajes de mano, discrepando el que fue en el compartimiento superior, como mi mochila que fue bajo el asiento delantero. Además tenía un bolso pequeño para despachar, con artículos personales que superan la cantidad máxima permitido de ml, y rocas propias de las sierras cordobesas.

En menos de 5 minutos ya tenía mi boarding pass, solo que no me di cuenta y me había olvidado de solicitar un asiento a elección, ya que cuando salió el primer boarding pass, el asiento seleccionado era el 41F, a lo cual en el instante seleccioné el 22A, por ser una de las pocas ventanillas disponibles dentro de la cabina económica.
Seguidamente, ingreso al área de embarque internacional, me someto a los controles pertinentes, los cuales los atravieso sin ningún inconveniente. Tras el área de seguridad, hice la cola en la DNM (Dirección Nacional de Migraciones), al ser recibido por el oficial en turno, requirió de mi boarding junto a mi pasaporte, me solicitó que me sacara los lentes, para que pueda hacer uso del sistema de reconocimiento biométrico. Superado esto, me dirijo a un pequeño restaurante/cafetería locado justo al frente de la puerta número 1, la asignada para el embarque que se daría 40 minutos después.

Fuimos llamados para el embarque, solicitándonos encarecidamente tener de por sí el pasaporte abierto, con el boarding pass a manos, por los motivos de seguridad que deben de ser cumplidos. Paso mi documento, lo chequean brevemente, la luz verde salta en el instante, y me desean buen vuelo, repliqué con un “hasta pronto”.
Ingreso de este modo (como pasajero realmente) al Airbus A330-200, matriculado como EC-KTG. Tengo gratos recuerdos de este avión en particular, ya que lo conozco de una jornada de spotting en Asunción bajo una lluvia matutina y con la pintura antigua. Así que verlo con el new livery fue algo como un “refresh” para mí.
Realizo lo mismo que en el tramo de ida, ubicar los equipajes en los respectivos lugares, y sentarme a la espera del despegue. Igualmente, estaba siempre dispuesto a ayudar a algún pasajero si lo necesitaba, vi muchos pasajeros que cualquiera creería que necesitaría una mano, pero no, siempre recibí las negativas, pero agradeciendo la predisposición.
El cierre de puertas fue puntualmente a las 16:50, push-back prácticamente inmediato, hasta la cabecera 36 del Aeropuerto Internacional Ingeniero Ambrosio Taravella, levantando vuelo a las 17:00. El comandante anunció que tráfico aéreo inicialmente había autorizado hasta 10.000 pies (FL100) y posteriormente ascenderíamos hasta 37.000 pies (FL370). Es más, monitoreando los datos del vuelo, me di cuenta que también dejamos dicho nivel de vuelo, y ascendimos hasta los 41.000 pies (FL410), el tope como me habían indicado las chicas de Swissport.

Aprovechando los jetstream reinantes, el vuelo de Córdoba a Asunción es cortísimo, literalmente solo da el tiempo para el servicio a bordo, que fue un calco del de ida, pero se agradece plenamente por el horario, una merienda así después de un día agitado no me vino nada mal. No se procedió a realizar venta de productos libre de impuestos. Como ya estaba en otra, hice mi clásica procesión dentro de la cabina de pasajeros, moviéndome por diversos asientos para buscar diversas clases de tomas.


Cercanos a la vertical de Formosa, iniciamos el descenso, que fue particularmente empinado por la altitud a la que veníamos, pero majestuoso con la nubosidad presente alrededor, los rayos de sol traspasándolos, y ciertos claros que hacían inevitable soltar la cámara y no dejar de apretar el botón.


Ingresamos directamente por la zona de Ñemby/San Antonio, sobrevolamos San Lorenzo, posteriormente Fernando de la Mora, Luque, hasta tocar la pista del Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi. La pista en uso en ese momento era la 02. 18:18 fue la hora de arribo al aeropuerto luqueño que sirve a Asunción.


Para ingresar al país, todos desembarcan, los pasajeros que continúan a Barajas tienen un sector diferencial y reciben la tarjeta para reingresar dentro de 2 horas, en mi caso, como Asunción era mi destino final, directamente entré por la fila de los ciudadanos nacionales (citizens), realicé mi entrada legal al país, esperé unos 10 minutos mi bolso despachado, hasta que lo retiré, entregué la declaración jurada para nuestra aduana paraguaya, y sometieron mis equipajes a los rayos X, como no vieron nada sospechoso, ni me dirijeron la palabra y continué mi marcha. Fui recibido por el mismo amigo que me transportó a la ida, hasta la puerta de mi residencia.

Así fue mi experiencia en Córdoba. Espero haber transmitido sensaciones similares mediante estos escritos a lo que era mi pálpito cada segundo mientras más disfrutaba de los encantos culturales y naturales. ¡Hasta pronto!
Agradecimientos
– Olavi Linkola – Gerente General de Air Europa en Paraguay y Bolivia.
– Marta Ruiz – Gerente Comercial de Air Europa en Paraguay.
– Leandro Secchi – Responsable Comercial de Air Europa en Córdoba.
– Swissport y su staff.
– Tripulación del día 30 de noviembre por permitirme visitar el avión previamente.
– María Emilia Anzil y Guadalupe García – Cámara de Turismo de la Provincia de Córdoba.