Por Gustavo Galeano
Contratada por el gobierno malasio bajo la modalidad “no find, no fee”, es decir, no se paga si no se encuentra nada, una embarcación de la compañía privada estadounidense Ocean Infinity, zarpó del puerto de Durban, en Sudáfrica, rumbo a Perth, Australia, a donde llegará el próximo 7 de febrero para empezar a examinar un área de 25.000 kilómetros cuadrados que según responsables de la misión, tiene una “elevada probabilidad” de contener los restos del avión.
El Seabed Constructor está equipado con ocho submarinos Hugin autónomos, de seis metros de largo y 1.800 kilogramos cada uno, con capacidad para sumergirse hasta 6.000 metros bajo el océano y escanear hasta 1.200 kilómetros cuadrados del fondo del mar cada día.
El área de búsqueda se encuentra ahora al norte de la zona previa de rastrillaje.
A casi 4 años de uno de los mayores misterios de la historia de la aviación, los gobiernos de Malasia, Australia y China, han invertido más de 200 millones de dólares intentando localizar restos de la aeronave en más de 120 mil kilómetros cuadrados.