La Japan Air Self-Defense Force (JASD) equipará su flota con 4 de estas súper aeronaves fabricadas en Fort Worth, Texas, hasta finales de marzo, mientras que las otras 9 unidades serán ensambladas por Mitsubishi Heavy Industries en Toyoyama, Japón.
Los nuevos cazas nipones serán equipados con misiles de crucero producidos por la escandinava Kongsberg Defence & Aerospace con un alcance de 500 kilómetros, que han generado polémica entre críticos en el propio Japón, pues ellos permitirían al país atacar blancos fuera de los límites territoriales del archipiélago, lo que atenta contra la Constitución. Desde el final de la Segunda Guerra, Japón ha restringido a sus fuerzas armadas a misiones de autodefensa, lo que impide un ataque fuera de sus fronteras.
Por su parte, los defensores argumentan que los nuevos aviones posibilitarán a Japón defenderse preventivamente de ataques externos.
El Ministerio de Defensa japonés todavía negocia la compra de un lote de F-35B, que deben ser operados por la Japanese Maritime Self-Defense Force (JMSDF). El modelo está dedicado a operaciones embarcadas y con capacidades STOVL (despegues y aterrizajes verticales). El proyecto prevé emplear esos aviones en barcos porta-helicópteros de la clase Izumo, con espacio para hasta 14 helicópteros de gran porte.
El objetivo es ampliar la capacidad de respuesta marítima, pero manteniendo las premisas de autodefensa de las fuerzas armadas japonesas. El acuerdo podría implicar una orden de 42 aviones, que se suma al lote inicial del F-35J, también de 42 unidades.
*Con información de Aeromagazine