Los grandes puntos de este acuerdo prevén que Boeing controle entre el 80% al 90% de la nueva empresa cuya sede podría estar basada en Chicago, donde tiene actualmente su sede central la firma estadounidense.
Las operaciones militares de Embraer permanecerán bajo control brasileño, precisó la fuente, que solicitó el anonimato.
Boeing presentó sus propuestas al gobierno brasileño, que conservaría una ‘golden share’ (‘acción de oro’), es decir un derecho a veto sobre las decisiones estratégicas de la nueva empresa.
“Las conversaciones avanzan en buena dirección”, añadió la fuente, al comentar que el gobierno brasileño se habría sentido seducido por la propuesta.
Boeing prefirió no hacer comentarios sobre este acuerdo, que podría anunciarse en las próximas semanas.
Embraer, nacida como grupo estatal en 1969, fue privatizada en 1994, pero el estado brasileño conservó una ‘golden share’ que le permite intervenir en cuestiones estratégicas.
Tras el anuncio del inicio de las negociaciones en diciembre, el gobierno brasileño indicó rápidamente que estaba decidido a mantener su poder de veto en la compañía de Sao José dos Campos en nombre de “la soberanía nacional”. Sin embargo, no rechazó la asociación de Embraer con un grupo extranjero.
El líder en aviación regional y tercer fabricante mundial de aviones entrega anualmente unas 200 aeronaves, entre jets comerciales y ejecutivos a clientes de todo el mundo.
Posee además un sector de defensa, con modelos como el A-29 Super Tucano para misiones de ataque ligero y entrenamiento avanzado, y el KC-390 de transporte de tropas y reabastecimiento, que debe llegar al mercado en 2018.
La potencial asociación sería la respuesta de la estadounidense a la reciente alianza entre la europea Airbus y la canadiense Bombardier en el programa C-Series.