Por Gustavo Galeano
Retrocediendo en el tiempo, encontramos que en la década de 1920, los registros de resistencia se hacían considerando las horas. De allí deriva el primer tiempo récord de 35 horas, 18 minutos y 30 segundos en vuelo, establecido por los Tenientes John Macready y Oakley Kelly, el 5 y 6 de octubre de 1922, a los mandos de un Fokker T-2. Asimismo, en 1935, Fred y Al Key permanecieron en el aire sobre Mississippi durante 653 horas y 34 minutos, es decir, más de 27 días, en un Curtiss J-1.
Más de dos meses arriba
En 1958, Warren “Doc” Bailey, propietario del primer hotel-casino familiar en Las Vegas, “La Hacienda”, charlando con sus empleados, recibe una propuesta de uno de ellos, patrocinar un vuelo de resistencia. El mismo fue Bob Timm, un experto comandante de bombarderos durante la Segunda Guerra Mundial. A Bailey le interesó la idea, y a la semana desembolsó 100 mil dólares estadounidenses para llevar a cabo la prueba. El copiloto sería John Wayne Cook de 33 años.
El plan era volar un Cessna 172 de 4 plazas, uno de los aviones de entrenamiento más populares del mundo, pintado con el logo y colores del casino. Al monomotor se le instalarían dos sistemas de aceite, filtros y un tanque de combustible de 360 litros, por lo que el aceite podría cambiarse y el avión podría repostar sin necesidad de apagar el motor. El interior fue modificado para incluir un colchón y un pequeño lavabo.
Para permanecer tanto tiempo en el aire, la aeronave, considerando sus pequeños espacios, debía aprovisionarse con comida y bebida para sus ocupantes, además del combustible, claro, por lo que la planificación incluía que dos veces al día, el 172 volara justo por encima de un camión a alta velocidad desde el que se izaba una manguera para bombear y abastecer el tanque, y “elevar” los víveres mediante cuerdas.
Finalmente, el 4 de diciembre de 1958, los dos pilotos despegaron el Cessna 172 del aeropuerto McCarran de Las Vegas. La FAA había otorgado una exención especial que permitía operar el avión con pesos que excedían el máximo de despegue.
El camión Ford Thunderbird convertible, fue equipado con una bomba de combustible, un tanque y otras prestaciones para sostener el avión en vuelo. Cuando se requería combustible, se organizaba un encuentro en un tramo de carretera recta en el desierto, cerca de Blythe, California.
Los dos pilotos, que rotaban en sus funciones cada 4 horas y que ya tenían que lidiar con los efectos del sueño insuficiente, la falta de actividad física y las emisiones sonoras constantes del motor, volaron casi toda la travesía sobre los desiertos de California y Arizona, aunque ocasionalmente también por el oeste hasta Van Nuys y Los Angeles para obtener exposición en radio y televisión de la época.
El récord anterior era de 50 días, por lo que la tripulación decidió extender el vuelo el mayor tiempo posible. Para ese entonces, el motor del 172 había comenzado a subir de nivel y perdido mucha potencia, además de problemas con el generador, calentador, tacómetro, el indicador de combustible, entre otros.
Los acorazados aterrizaron su viaje épico de vuelta en Las Vegas el 7 de febrero de 1959, siendo hasta la fecha el vuelo más largo de la historia, nada menos que 64 días y 22 horas en el aire.
*Fotos: Gizmodo