Un día como hoy, 31 de marzo, pero de 1986, ocurría el peor accidente aéreo en la historia de México, cuando un Boeing 727-200 de la extinta Mexicana de Aviación, cubriendo el vuelo MXA940, estalló y se partió en dos luego de despegar de Ciudad de México.
La aeronave trimotor de fabricación estadounidense fue entregada a Mexicana en 1981, portaba la matrícula XA-MEM y estaba bautizada como “Veracruz”. El vuelo MXA940 se originó en el aeropuerto internacional Benito Juárez de Ciudad de México y tenía como destino final el aeropuerto internacional de Los Angeles, Estados Unidos, con escalas en Puerto Vallarta y Mazatlán.
El elegante jet, que partió a las 8:50 de aquella mañana, estaba pilotado por el experimentando Comandante Carlos Guadarrama Sixtos, con más 15.000 horas de vuelo, acompañado de una tripulación de 5 auxiliares de cabina. Asimismo, viajaban también la esposa del capitán (una tripulante retirada) y los hijos de estos, además de 159 pasajeros.
A las 9:05, quince minutos después del despegue, se detectó en todo el avión una fuerte sacudida y pérdida de la estructura general, por lo que el piloto Guadarrama Sixtos, declaró estado de emergencia y solicitó prioridad para regresar de inmediato a Ciudad de México.
En el aeropuerto se preparaba todo el protocolo de alerta máxima, pero sin embargo, el 727 jamás retornó, estrellándose instantes después en la montaña El Carbón, cerca de Maravatio, Michoacán, partiéndose en dos y estallando en llamas. No hubo sobrevivientes.

Inicialmente, dos grupos terroristas de Medio Oriente se adjudicaron la responsabilidad del accidente, pero el hecho fue descartado posteriormente.
La causa oficial del accidente fue la explosión del neumático derecho del tren de aterrizaje principal, por haber sido, presumiblemente, inflado con aire, en lugar de nitrógeno, el gas empleado en la aviación comercial. La explosión, a su vez, se originó por el sobrecalentamiento de un elemento del freno durante la fase de despegue.
Es hasta la fecha el mayor siniestro aéreo en territorio azteca por número de víctimas, y el peor del mundo que involucró a un Boeing 727-200.