La autoridad aeronáutica del país cafetero concluyó lo que ya se había afirmado durante el proceso investigativo, y es que el combustible que llevaba el avión cuatrimotor de fabricación británica resultaba insuficiente para cubrir el vuelo entre Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, y Medellín, Colombia, separadas por más de 3.000 kilómetros.
El accidente se produjo por agotamiento de combustible como consecuencia de la inapropiada gestión de riesgo por parte de la línea aérea chartera boliviana LAMIA (hoy cerrada) afirmó la autoridad de aviación civil colombiana, que calificó la situación como algo “inconcebible de ocurrir”.
Los investigadores constataron que, 40 minutos antes del accidente, el avión ya estaba en riesgo inminente y la tripulación no tomó cartas en el asunto solicitando aterrizar en algún aeropuerto alterno, incluso teniendo indicación en la cabina, como advertencias y avisos sonoros.
Sin combustible, los motores dejaron de funcionar y el avión planeó hasta golpear contra una montaña cercana al aeropuerto José María Córdova.
Entre las principales conclusiones presentadas en Colombia están:
- El contrato preveía una escala entre el aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz y de Medellín, pero la compañía planeó un vuelo directo, al límite de la autonomía del avión
- El control de tráfico aéreo desconocía la “situación gravísima” de la aeronave.
- La tripulación era experimentada, con exámenes médicos al día.
- LAMIA estaba en una situación financiera precaria y había retrasos de salarios. La empresa tenía desorganización administrativa.
En el jet con matrícula CP2933, viajaban 72 pasajeros y 9 tripulantes, la totalidad del equipo de fútbol brasileño Chapecoense, así como sus directivos, periodistas e invitados especiales. Solo sobrevivieron cinco personas (inicialmente 6, luego falleció una persona más). La aeronave se accidentó a las 21:58 horas, a 5 minutos de su aterrizaje en la localidad Cerro Gordo, jurisdicción de La Unión, Antioquia, donde se encuentra el aeropuerto de la localidad colombiana.
El PAC Gustavo Encina, de nacionalidad paraguaya, representante comercial de la aerolínea boliviana Lamia en Paraguay y amigo de Aeronáutica Paraguay, también falleció en la ocasión.
Como consecuencia del grave accidente, la Dirección General de Aeronáutica Civil de Bolivia informó la “suspensión de manera inmediata” del permiso de operación de LAMIA, empresa con un dudoso origen en Venezuela, país donde luego se le negaron los permisos de operar, por lo que finalmente se estableció físicamente en Bolivia. También se mencionó que hubo problemas con la empresa aseguradora, autorizaciones negadas para volar a Colombia, costos dudosamente bajos cobrados a los equipos de fútbol con tal de que éstos contraten sus servicios, entre otros.