Tanto Boeing como Airbus formaban parte del grupo de compañías autorizadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos a concretar acuerdos con Irán bajo una estricta supervisión luego de que en el 2015 se pactó el levantamiento de sanciones a Teherán.
El pacto estipulaba que Estados Unidos anule las sanciones a cambio de que Irán limitara su programa nuclear, diseñado para evitar que la república islámica obtenga una bomba nuclear.
En base a lo anterior, Boeing anunció en diciembre de 2016 un acuerdo para vender 80 aviones a Iran Air por valor de 16.600 millones de dólares. Luego, en abril de 2017, comunicó que vendería otros 30 737 MAX por 3.000 millones de la misma moneda y con derecho a otros 30, a la par de notar que las enormes operaciones garantizarían miles de puestos de trabajo en los Estados Unidos.
Así también, el consorcio europeo Airbus habría vendido 100 aeronaves a líneas aéreas iraníes, pero como la firma tiene una planta en territorio estadounidense, así como proveedores norteamericanos, como por ejemplo General Electric y otros, que participan en la factoría, se ve igualmente afectado por el baneo. La franco-italiana ATR, que vendió 20 turboprops a Iran Air, también sufrirá el embate.
Luego del período de 90 días que finaliza el 6 de agosto, el Departamento del Tesoro revocará la licencia que permitía a las empresas estadounidenses cerrar acuerdos comerciales con Irán.