Esta historia comenzó el 13 de mayo, pero de 1987, cuando el piloto alemán Mathias Rust, en ese momento de solo 19 años, arrendó un Cessna 172B (con matrícula D-ECJB), y partió en el mismo desde la ciudad germana de Uetersen.
En la mañana del 28 de mayo de 1987, un día como hoy, informó al control de tráfico aéreo del aeropuerto Malmi de Helsinki, Finlandia, que partiría rumbo a Estocolmo, pero una vez en el aire modificó su rumbo hacia el este para desaparecer del espacio aéreo finlandés a la altura de la región de Sipoo con dirección a las costas del Mar Báltico, virando finalmente hacia Moscú.
En esta inverosímil hazaña, Rust evitó las defensas aéreas soviéticas, y alrededor de las 19:00 horas, cuando el sol se ponía, vio un puente de cuatro carriles al lado de la Catedral de San Basilio, posando allí su nave monomotor, junto a la Plaza Roja, cerca del Kremlin, el corazón de la capital de la Unión Soviética de la época, justo en un día festivo de los guardias fronterizos. Una vez en tierra y tras ser ovacionado por una muchedumbre, fue arrestado por oficiales del KGB.
Según trascendió, aunque él no lo haya dicho, desde la costa Báltica sólo había que volar sobre el tramo de la vía férrea para llegar a Moscú, a una altura muy escasa, fuera del alcance de los radares de la defensa antiaérea.
¿Por qué lo hizo?
Una cumbre entre los presidentes de Estados Unidos y la Unión Soviética en Reykjavik, Islandia, había terminado en un punto muerto, y Rust, que sentía pasión por la política, creyó que podía dejar su huella para el mundo y marcar una diferencia.
“Creo que todos los seres humanos en este planeta son responsables de lograr algunos avances y yo estaba buscando una oportunidad para hacer mi parte en ello”, le dijo Rust a BBC. “Estaba pensando que podría utilizar la aeronave para construir un puente imaginario entre Oriente y Occidente y mostrar que mucha gente en Europa quería mejorar las relaciones entre nuestros mundos”.
Cuando se le ocurrió este alocado plan, Rust tenía una licencia de piloto aviador civil y sumaba 50 horas de vuelo.
Las consecuencias
El 2 de setiembre de 1987, fue enjuiciado y condenado a cuatro años de trabajos forzados por delitos leves de gamberrismo, violación de las leyes de aviación civil y de las fronteras soviéticas. Luego de permaner 432 días en la prisión moscovita de Lefortovo, fue puesto en libertad condicional, volviendo a Alemania Occidental el 3 de agosto de 1988, después de que el secretario de estado Andréi Gromyko, actuando como presidente del Soviet Supremo de la URSS, firmase el documento que permitió a Rust salir de tras las rejas.
Rust se gana hoy la vida como analista financiero e instructor de yoga en su país natal.
Actualmente, el Cessna 172 usado para la travesía, se encuentra en exhibición en el Deutsches Technik Museum de Berlín.