Todos los pilotos comerciales preferirían más que nada vuelos sin incidentes, pero a veces las cosas van mal y los pilotos deben manejar circunstancias drásticamente cambiantes mientras mantienen la calma mental para procesar nueva información a medida que entra. Es mucho pedir a cualquiera, y por eso Los científicos de la Universidad de Drexel han comenzado a medir la actividad cerebral de los pilotos en tiempo real.
Utilizando la tecnología llamada espectroscopía funcional de infrarrojo cercano, o fNIRS, los científicos pueden monitorear la actividad del piloto mientras se desplazan por la cabina y toman decisiones. Un sistema fNIRS realiza un seguimiento de los cambios en la oxigenación de la sangre en la corteza prefrontal, la parte del cerebro donde se encuentran la resolución de problemas, la memoria, el juicio y el control de los impulsos.
Cuando una persona está aprendiendo una nueva habilidad, la corteza prefrontal es muy activa. Pero a medida que una tarea se convierte en un rasgo más aprendido, el cerebro puede extender sus recursos a otras áreas. Esto le da al espacio de la corteza prefrontal para respirar, por así decirlo, en el caso de una decisión deba hacerse en una fracción de segundo.
“Desafortunadamente, muchas interfaces hombre-máquina exponen a los usuarios a cargas de trabajo extremos, disminuyendo la atención del operador y potencialmente llevando a consecuencias catastróficas”, dijo Hasan Ayaz, PhD, profesor asociado de investigación en Drexel, en un comunicado de prensa. Ayaz y el coautor Frédéric Dehais, de ISAE-SUPAERO en Toulouse, Francia, han publicado su trabajo en Frontiers in Human Neuroscience.
Los investigadores dividieron a 28 pilotos en dos equipos. Un equipo voló en aviones reales y el otro que se quedó en simuladores de vuelo. Con los sistemas fNIRS monitoreando su actividad cerebral, los pilotos comenzaron una serie de pruebas de memorización donde les dieron las instrucciones de control de tráfico aéreo pre-grabadas para los parámetros de vuelo. Estos variaban en dificultad y en cómo se distribuían a los pilotos.

Una clara tendencia surgió. Los pilotos en condiciones reales de vuelo tenían más errores y sus cerebros tenían una mayor actividad de la corteza prefrontal que los pilotos en el simulador.
Es un testimonio de cómo la presión del vuelo en tiempo real difiere incluso de las simulaciones más avanzadas. Pero en el futuro, Ayaz y sus coautores en este documento esperan que este sistema de medición fNIRS sea un primer paso para comprender por qué algunos pilotos se esfuerzan más y otros se rompen bajo presión.
Los pilotos como Sully Sullenberger, Tammie Jo Shults y Liu Chuanjian son legítimamente elogiados por su rapidez de pensamiento en circunstancias drásticas. Pero no todos los pilotos pueden tomar la decisión correcta, y pasan tragedias como las del vuelo 9525 de Germanwings demuestra que hacer un seguimiento de la función cerebral de un piloto podría ayudar a salvar vidas.
Algún día tal vez, el avión en sí podría controlar la actividad de un piloto y ajustarse para ayudarlo a salir de una situación. “Creemos que este tipo de enfoque abrirá una nueva dirección de investigación para estudiar los parámetros en un entorno de aviación y, finalmente, diseñar mejores máquinas”, dijo Dehais.
* con información de popularmechanics.com