Los países que colaboraron para esclarecer las causas del siniestro fueron: Egipto, como país de registro de la aerolínea, Francia como el de diseño del avión y Estados Unidos como estado de manufactura de los motores.
Al recuperarse los restos de la aeronave, incluyendo las grabadoras de vuelo, se intentó sin éxito la lectura de las cajas negras por daños severos, pero sin embargo pudo determinarse que las mismas dejaron de funcionar cuando el A320 se encontraba volando en fase crucero a 37.000 pies, que el sistema de monitores del avión envió un mensaje ACARS indicando la presencia de humo en los sanitarios y compartimiento de aviónica, que un fragmento de la grabación de voz de la cabina de mando que pudo ser extraída reveló que los pilotos mencionaron la existencia de fuego a bordo, y que varios restos del jet fueron recuperados con señales de sometimiento a altas temperaturas y con restos de ollín.

La BEA dijo que basados en la información obtenida por el ELT (Emergency Locator Transmitter) y un radar primario griego, considera que la principal hipótesis apunta a que el incendio comenzó en el cockpit cuando se encontraban en crucero y rápidamente se propagó, resultando en la pérdida de control de la aeronave.
El informe de la agencia francesa difiere del de su similar egipcio, que aseguró haber encontrado “rastros de explosivo” en algunos cadáveres y decidieron derivar el caso a la Fiscalía. La BEA ha denunciado que los investigadores egipcios no han publicado el informe final como solicita el Anexo 13 de la OACI y que hicieron caso omiso de sus propuestas para seguir investigando los restos.