El viaje cubría el trayecto entre el aeropuerto Galeao de Río de Janeiro, Brasil y el de Orly de la capital francesa.
La presencia de humo a bordo, que se inició en uno de los baños traseros y posteriormente en la cabina de mando, generó un caos a bordo al intentar la tripulación extinguir sin éxito el fuego.

La situación crítica provocó que la aeronave cuatrimotor se estrellase resultando en la muerte de 123 personas, con 11 supervivientes: 10 tripulantes y 1 pasajero. Al momento del impacto contra tierra, ya la mayoría de ellas habían fallecido por inhalación de humo.
La aeronave aterrizó forzosamente en una zona rural, a 5 kilómetros de la pista de aterrizaje, con los flaps activados y el tren de aterrizaje bajo.

La mayoría de la tripulación logró escapar por la salida de emergencia por sobre el cockpit.
Una posible causa del incendio fue que el cesto de residuos del sanitario en cuestión se prendió fuego debido a que alguien arrojó un cigarrillo encendido dentro de él.
La FAA promulgó la directiva AD 74-08-09 obligando a “Instalar avisos prohibiendo fumar dentro de los baños y desechar cigarrillos en los cestos de la basura; establecer un procedimiento para anunciar a los ocupantes del avión que el fumar dentro de los baños está prohibido; instalar ceniceros en ciertos lugares; e inspeccionar que las tapas de los depósitos de desechos de los baños operen correctamente”.
El siniestro es el más grave que haya registrado la extinta VARIG en sus décadas de historia.