Por Enmanuel Vigo
El incidente fue ocasionado al encenderse fuego en una batería externa que estaba conectada a un teléfono móvil en el interior de un equipaje de mano, en el momento previo al taxi, con las puertas del avión ya cerradas. Aunque el fuego fue inmediatamente sofocado con un vaso de agua, el humo y la llama provocaron el pánico entre el pasaje, activándose el protocolo de emergencia y evacuación del aparato, un Boeing 737-800.
A pesar de que la evacuación fue realizada sin que haya habido heridos, salvo pequeñas quemaduras en algunos pasajeros que desembarcaron a través del tobogán de emergencia, ésta se realizó de forma desastrosa, dejando en evidencia el desconocimiento y ejemplificando lo que no hay que hacer en este tipo de situaciones.
En el vídeo grabado por un pasajero podemos apreciar a personas bajando con equipaje por la rampa, pasajeros chocando entre ellos y cayéndose de la rampa al abandonar el aparato, cierta descoordinación de los tripulantes, y, sobre todo, la irresponsabilidad de la persona que graba, que en ningún momento presta ayuda al resto del pasaje.
La frecuencia con la que se realizan viajes aéreos es cada vez más alta, con lo cual, la atención necesaria para interiorizar los procedimientos en caso de emergencia es cada vez menor, pensando que al haber volado en más ocasiones no es necesario prestar la debida atención a las indicaciones y demostraciones que los tripulantes de cabina realizan antes de cada vuelo.
En Europa, la normativa para la certificación de aeronaves indica que, para aviones con capacidad superior a 44 pasajeros, el tiempo máximo de evacuación de todos los pasajeros y tripulación, con el aparato en su máxima capacidad, debe ser de 90 segundos, con lo que actuaciones como la que podemos ver en el vídeo, comprometen seriamente la seguridad de todos los pasajeros ante una emergencia real, no anecdótica, como la de este vuelo en el aeropuerto El Prat del Llobregat, con una media de 886 despegues y aterrizajes al día en 2017 (112 de Ryanair).