Pilotos belgas y suecos convocaron una huelga para ese día, con el apoyo de sus pares con base en Alemania y Holanda, que han aprobado paros pero sin indicar el día.
Esta jornada de huelga se une al paro de 24 horas del viernes 3 (el cuarto día de huelga del año) por los pilotos con base en Irlanda, que obligó a la compañía a cancelar 20 de los 300 vuelos programados para ese día, un 7% del total, ya que la huelga la secunda el 25% de la plantilla.

Las continuas reivindicaciones de los pilotos, unidas a la de los tripulantes de cabina, amenazan con reducir drásticamente los ingresos de la compañía que basa su modelo de precios bajos a costa de precarizar laboralmente el sector.
Tal es así, que desde la última huelga convocada por los pilotos el año pasado, la compañía ha visto caer su beneficio después de impuestos en un 20%, aún habiendo aumentado tanto el número de pasajeros como los ingresos, debido a un aumento del gasto de personal (se vio obligada a aumentar el salario de los pilotos para que la huelga fuese desconvocada).

Aun así, el consejero delegado de la empresa, Michael O’leary, ha indicado que prefiere sufrir las consecuencias de los paros convocados por los trabajadores que aceptar sus demandas, pues que considera que ello perjudicaría la buena salud y la eficacia de su modelo de negocio.
