Un día como hoy, 31 de agosto, pero de 1986, ocurría la peor tragedia aérea de Aeroméxico, cuando un Piper Cherokee PA-28 Archer privado impactó en el aire contra un McDonnell Douglas DC-9-32 de la línea aérea azteca.
La aeronave de Aeroméxico con matrícula XA-JED, que cubría el vuelo AM 498, había despegado desde Tijuana con destino a Los Ángeles con 64 personas a bordo, y durante su trayectoria fue alcanzada en su empenaje por el avión monomotor matriculado como N4891F.

Como consecuencia de lo anterior, ambos aparatos se precipitaron a terreno en el suburbio de Cerrito, condado de Los Ángeles, California, Estados Unidos. Fallecieron todos a bordo del DC-9 de Aeroméxico y del Piper privado, 67 personas en total, además de otras 15 en tierra, puesto que la caída se dio en un área densamente poblada.
La investigación determinó que el accidente se generó a raíz de la aparición del avión Cherokee, que no disponía de Transponder C, en la aerovía en la que volaba la nave de Aeroméxico, en un espacio aéreo controlado sin autorización.

El resultado tras la divulgación del informe final fue que la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), dispuso que en espacio aéreo estadounidense, todas las aeronaves comerciales tendrían que estar dotadas con sistema anti-colisión (TCAS), y todas las pequeñas debían obligatoriamente estar equipadas con Transponder modo C en espacios aéreos congestionados.