En contrapartida, mostró su balance de ganancias del tercer trimestre del 2018, firmando los acuerdos definitivos de las ventas de sus divisiones comerciales
Bombardier, reconocido constructor de aviones, cuya sede central se encuentra en Montreal, Canadá; venderá su programa de aviones de la serie Q, al igual que su marca registrada “de Havilland” a Viking Air, que es una subsidiaria de propiedad total de Longview Aviation Capital.
Además de los turbohélices Q400, sus activos y propiedad intelectual del programa Dash 8, involucrando las variantes 100, 200, y 300, respectivamente, también se encuentran en venta. También, el fabricante canadiense venderá sus actividades de vuelos y entrenamiento de aviones de negocios a CAE (Canadian Aviation Electronics).
De estas transacciones, Bombardier espera obtener aproximadamente 900 millones de dólares como ganancias netas, debiendo cerrarse como tope máximo a mitad del 2019. Comprendiendo a la perfección su “plan de productividad para la empresa”, por desgracia, 5.000 puestos laborales se verán recortados, aunque el ahorro anual estimado ronda los 250 millones de la moneda americana.
Tras el rotundo fracaso de la serie C para Bombardier (hoy en día denominado Airbus A220, debido a que el consorcio europeo absorbió las pérdidas, comprometiéndose a potenciar las ventas a clientes); la canadiense sentó cabeza y trazó para sí misma un plan de racionalización de gastos hasta 2020. El único y gran objetivo del fabricante, será la familia de aviones comerciales CRJ, en sus variantes 100 y 200.
El Global 7500, avión de negocios de la compañía, recibió su certificación por parte de la FAA (Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos), con proyección a iniciar sus servicios antes de finales del año en curso.
Con la venta del programa de turbohélices, toda la línea de productos de Havilland volverá a estar bajo el mismo nombre. Viking Air, el fabricante de la serie 400 Twin Otter, es el titular del certificado de tipo original para todas las aeronaves fuera de producción de Havilland (DHC-1 a DHC-7).
Longview, pasará a ser el mayor fabricante de aviones en toda Norteamérica. Su jefe, David Curtis, en comunicado de prensa, manifestó:
“El turbopropulsor Dash 8 era el “complemento perfecto” de la cartera existente de aviones especializados de la compañía, incluido el Viking Twin Otter. Vemos un enorme valor en el programa Dash de Havilland, con estos aviones en demanda y en uso en todo el mundo”.