El fabricante se declaró en bancarrota hace unas semanas tras las bajas ventas del Avanti Evo y la versión UAV del modelo, el P.1HH. Piaggio Aerospace emplea a unas 1.200 personas y el futuro de esos puestos de trabajo tampoco está claro.
Conocido por su llamativo diseño que incorpora pequeñas aletas en la parte delantera y hélices de cinco palas orientadas hacia atrás, el Avanti Evo es uno de los turboprops más rápidos, amplios y eficientes del mercado. Pero como Piaggio se declaró en quiebra e ingresó a una etapa de “administración especial”, un proceso similar al Chapter 11 de los Estados Unidos, sigue habiendo dudas sobre si los propietarios de Mubadala, un fondo de inversión del estado de Abu Dhabi en los Emiratos Árabes Unidos, buscan mantener el avión en producción o cerrar la cadena.

Sindicatos y políticos culparon a los retrasos de una orden de aviones no tripulados hecha por la Fuerza Aérea Italiana por los problemas financieros de la compañía.
En un comunicado, Piaggio describió la situación como grave: “La incertidumbre prolongada y las condiciones actuales del mercado hacen que la empresa ya no sea financieramente sostenible”.
En 2016, Emiratos Árabes Unidos firmó una orden de compra por ocho aviones P.1HH apodados Hammerhead. Piaggio había planeado hacer su primera entrega antes de fines de este año. Italia originalmente ofreció ser el cliente de lanzamiento para el Hammerhead, pero a medida que avanzaba la orden de los EAU, la Fuerza Aérea Italiana decidió que quería una versión de mayor alcance, lo que llevaría al desarrollo del P2.HH, un contrato que podría valorarse en alrededor de 873 millones de dólares.

Se suponía que las aeronaves no tripuladas encomendadas por Italia ayudarían a mantener a flote a la empresa, ya que la unidad de negocios del Avanti Evo P.180 presentaba retrasos. Pero con los tomadores de decisiones todavía inseguros de si quieren los UAV P2.HH o no, el destino del famoso fabricante italiano de aviones y su elegante turbohélice penden de un hilo.