Era un vuelo tranquilo, todo estaba en orden, el vuelo de Southwest partió de la ciudad de Seattle «On time» rumbo a la ciudad de Dallas, hasta que todo cambió. El vuelo tuvo que regresar con extrema urgencia al aeropuerto de origen, pues personal a bordo se topó con la sorpresa de que no se había bajado un corazón humano, el cuál salió en el vuelo anterior desde California a Seattle. El «envío de carga crítica para la vida» se estaba esperando para realizar un trasplante.

El vuelo ya se encontraba en la frontera entre Idaho y Wyoming, ya a una considerable distancia, cuando el capitán recibe la noticia y notifica a los pasajeros ya en ese entonces horrorizados ante tal desidia y negligencia por parte de los operarios en tierra el lamentable hecho, y el procedimiento a seguir. Este error podría haber provocado la pérdida de cuatro horas de tiempo clave para el trasplante, incluyendo tres en el aire. Los expertos estiman que un corazón humano puede generalmente conservarse entre cuatro y seis horas antes de un procedimiento de este tipo.

La compañía, a través de su servicio de prensa, confirmó los detalles de lo acontecido en el vuelo 3606, entre Seattle y Dallas.
“Supimos que un contenedor iba a bordo del avión, con material vital, y que tenía que haberse quedado en Seattle para ser entregado a un hospital. Por lo tanto, tomamos la decisión de regresar a Seattle para asegurarnos de que la carga se entregara en su destino dentro del margen temporal que se había asignado al transportista”.

Andrew Gottschalk, un médico que estuvo al bordo del avión, le relató al Seattle Times el horror de los pasajeros, al descubrir el escaso tiempo de transporte para un trasplante de corazón, ya que el vuelo tenía internet a bordo, y ellos investigaban por sus medios y comparaban según la información del piloto. El médico, que no tenía relación con el incidente, también describió el evento como «un escenario atroz de negligencia flagrante».