La tan mediática historia del vuelo 401, una historia paranormal que no siempre la relacionamos con la aviación, pero en este evento te contamos, lo qué realmente pasó con esta empresa, que no solamente atravesó por duros momentos económicamente hablando, llegando hasta la bancarrota y cese de sus operaciones, sino realmente una línea aérea de daba que hablar por los hechos paranormales ocurridos en sus aviones, no solamente en tierra, sino inclusive en vuelos.
El avión, que procedía de New York, era un Lockheed L-1011 TriStar, matriculado como N310EA, al mando del capitán Robert Loft (55), el primer oficial Albert Stockstill (39), y detrás el ingeniero aeronáutico Donald Respo, éste de 51 años de edad, llevando a bordo 163 pasajeros y 13 tripulantes.

El vuelo 401 había despegado del JFK a las 21:20 del 29 de diciembre de 1972, llegando a las 2 horas 10 minutos de vuelo, ya en la fase final de dicha ruta, la tripulación inicia los procedimientos de aproximación y aterrizaje. Al bajar el tren de aterrizaje, la luz indicadora del tren de nariz no ha encendido, por lo que contactan con la Torre de Control del aeropuerto internacional de Miami para informar que el aterrizaje será abortado para identificar la causa del problema. El comandante abordo asciende a dos mil pies (610 m.) y se dirige hacia el oeste, hacia la zona pantanosa de los Everglades, activando seguidamente el piloto automático. Considerando una falla en el panel de instrumentos, el piloto y copiloto tratan de solucionar la situación sin darse cuenta que el piloto automático ha sido desactivado involuntariamente; la aeronave va en descenso lentamente hasta colisionar en los pantanos. Fallecieron 101 personas debido al accidente, incluyendo a los tres tripulantes de la cabina de mando.

Había pasado el tiempo, la operatividad de la flota de esta renombrada compañía siguió con normalidad. Pero al cabo de unos meses, empezaron a suceder cosas extrañas en otros TriStar de Eastern. En una ocasión, mientras dos pilotos de la aerolínea estaban en el cockpit haciendo comprobaciones rutinarias previas al despegue, un compañero de mediana edad y vestido con el uniforme reglamentario les indica que tengan cuidado con la posibilidad de encontrarse con una tormenta durante el vuelo, pero al mirar hacia atrás comprueban que tal compañero se desvanece, encontrándose la puerta de la cabina cerrada.
También otro caso documentado, es el de una tripulante de cabina que, en pleno vuelo, recibe la llamada de una pasajera que le muestra, asustada, a un hombre, vestido de piloto, que se encuentra sentado a su lado pero en un estado parapléjico, sin emitir sonido alguno ni movimientos. Al instante, el extraño desaparece frente a las mismas. Los casos seguían, y llega hasta un personal de mantenimiento que recibe la extraña visita de aquel fantasmal personaje en un avión estacionado en tierra. Fueron más de 20 casos registrados y contabilizados por testigos, por funcionarios de esta empresa aérea, pero también personas que no conocieron en vida a los protagonistas, el ingeniero aeronáutico de aquel trágico vuelo Don Repo, y al comandante de la aeronave, Bob Loft.

No son normales para una compañía aérea estos tipos de manifestaciones, tal es así que ha llegado un punto en el que las autoridades de dicha empresa informaron a cada funcionario que tenía totalmente prohibido divulgar o demostrar frente a pasajeros lo que estaba ocurriendo en el caso de avistamientos de espectros o eventos paranormales de cualquier índole. En definitiva, no es recomendable para estos tipos de trabajos aeronáuticos tanto en aire como en tierra, entrar en zozobra y descomponer un equipo de trabajo realizando tareas con armonía.
Corrían los rumores que partes del avión accidentado, específicamente, partes del galley (cocina del avión) fueron rescatados y puestos en distintas otras aeronaves de la misma flota, y es por eso que iban sucediendo diferentes fenómenos que por su naturaleza, no eran normales.

Para aquella época, y hasta la actualidad, generó un interés público por la cantidad de rumores recibidos por parte de la compañía aérea que iba en picada; fueron éstas las reacciones del público en general cuando fueron publicados libros y hasta filmes en honor a estos sucesos. Una de ellas fue el libro titulado Crash (1997), por Rob y Sarah Elder, donde es relatado del comienzo al fin de la tragedia de aquella noche de diciembre de los años ’70; también, el libro publicado por el periodista de la US Flight Safety Foundation, John G. Fuller, titulado El Fantasma del Vuelo 401 (1976), esta última en su versión cinematográfica “The Gost of Flight 401” con Steven H. Stern.
De por sí, esta historia de misterio y suspenso da mucho de qué hablar por varias personas que vivieron alguna que otra experiencia o de simples personas que hasta hoy día se preguntan, ¿qué realmente pasaba dentro de una de las mayores compañías aéreas del mundo, la Eastern Airlines?