Pero detrás de todos estos actores principales, están los que día y noche, sin importar los días festivos ni feriados dan lo máximo de ellos para garantizar la seguridad operacional de cada vuelo; son los primeros en acudir cuando el avión presenta algún problema en tierra y ayudan en caso que cualquier cosa ocurra en el aire; son personas ajenas al ‘glamour’ de la aviación, ya que saben que su función es la de proporcionar seguridad a todos aquellos que confían en su trabajo para que un vuelo sea lo más placentero posible. El mantenimiento de una aeronave es como el cimiento de una casa o edificio, ya que no es visible, pero cumple un rol fundamental que es soportar toda la estructura como tal.
Como todo colaborador aeronáutico, hoy te traemos la historia de Roberto Báez Martinez, Jefe de Mecánicos de GOL Linhas Aéreas, con base en el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi, que sirve al Gran Asunción. Roberto nos cuenta que su amor por la aviación empezó bien temprano, gracias a su madre, que le solía comprar revistas de aviación como Flaps, Revista Aérea y Mecánica Popular, como también otras relacionadas a la aviación y mecánica que se conseguían en los kioscos ubicados sobre las calles Palma y Estrella. Gracias a estos regalos de su madre, Roberto llegó a tener una respetable colección de revistas y libros que literalmente los devoraba en pocos días, esto inculcó el amor a la lectura, cosa que mantiene hasta el día de hoy y que ayudó mucho a forjar su carrera dentro de la aviación.
Cuando terminó el colegió allá por finales de los años 80’s, aún sin rumbo preciso, Roberto decidió estudiar inglés en el CCPA y posteriormente en el Ministerio de Defensa donde había observado un afiche sobre un curso de mantenimiento de aeronaves que se impartía en la ENAC, actual INAC. Fue aquel momento cuando los astros se alinearon y le indicaron el camino que debía seguir. Roberto, sin titubear decidió postularse para el curso. Recuerda que en aquel momento había más de 100 aspirantes que debían rendir materias como matemática y física para tener acceder a lo limitados cupos que ofrecía la “escuelita”, como cariñosamente se llamaba al instituto en aquella época. Solo consiguieron ingresar 20 estudiantes, Roberto incluido; pero solo seis consiguieron culminar satisfactoriamente el curso en 1991, de los cuales solo cuatro aún el día de hoy siguen trabajando en el rubro.
Tras obtener su licencia de TMA de la DINAC, Roberto entró como pasante en Lineas Aéreas Paraguayas (LAP), en la sección de motores, lugar en donde se mantuvo hasta el cese de operaciones de la aerolínea en 1994. Pero su destino ya estaba marcado, y Roberto no se alejaría de la aviación ya que recibió una oferta para trabajar para una aerolínea que haría vuelos de cabotaje, esa aerolínea era LADESA (Líneas Aéreas del Este S.A.), en donde realizó sus primeros cursos formales dentro de la aviación con los BAE JetStream 31; desde aquel primer empleo formal, hoy Roberto cuenta con más de 100 cursos de perfeccionamientos de aeronaves, todos realizados en el exterior, que se hacen necesarios para mantener las habilitaciones con las licencias expedidas por las autoridades aeronáuticas. Como todo mecánico de aviación local, Roberto trabajó para aerolíneas nacionales como LAP, LADESA y TAM Mercosur. Finalmente ingresó a GOL Linhas Aéreas y COPA (Compañía Panameña de Aviación). En COPA, Roberto y sus compañeros dan servicio de atención a los vuelos de COPA a través de GOL; actualmente se desempeña como representante técnico en Paraguay de ambas compañías que operan con aviones Boeing 737-700 y 737-800, y como Coordinador de Mantenimiento de Aeronaves en GOL Líneas Aéreas.
La aviación es una máquina de crear anécdotas, nos cuenta Roberto; siempre hay algo para contar, sea buenas o malas. Pero de todas ellas, hay una sola que hasta el día de hoy Roberto la considera como la mejor experiencia que la aviación le pudo ofrecer (aunque sigue esperando por más sorpresas). Recuerda que un día caluroso de enero del 2014, recibió una llamada de la oficina central de GOL en Sao Paulo, avisándole que fue seleccionado para viajara a los Estados Unidos, en Seattle – Washington donde se encuentra la factoría de Boeing, para estar en todo el proceso de construcción, tests y entrega de una nueva aeronave para la aerolínea en la cual trabaja. Una vez allá, tuvo la oportunidad de estar en el vuelo llamado “Costumer Flight”, que es un vuelo que se realiza con clientes a bordo (con los técnicos de la aerolínea que explotará el avión), el segundo vuelo que la aeronave realiza tras salir de la fábrica, el primero es el “Test Flight”. En aquel vuelo que acompañó como mecánico de GOL para observar todas las pruebas de los pilotos de Boeing, Roberto pudo acceder a la cabina de mando durante el vuelo, pero grande fue su sorpresa cuando observó que una joven mujer era la piloto de pruebas, en la cual recaía todas las responsabilidades de realizar las duras y exigentes maniobras a las que son sometidas todas las aeronaves. Recuerda los nervios no le dejaban tranquilo, pero en resumen fue vuelo de pruebas excelente, engine cut-off a los 25.000 pies, despresurización con caída de mascarillas de oxígeno, power braking, pre-stall, despegue a altos ángulos de ataque y comportamiento general del aparato. Tras aterrizar y realizar el debriefing, Roberto contó el nerviosismo que sintió en el vuelo a los pilotos que se echaron a reír. Desde aquel memorable vuelo y después ser testigo del profesionalismo que pueden enfrentar las mujeres comandantes, Roberto las respeta más que nunca.
Roberto aún está viviendo a pleno lo que es la carrera de mecánico de aviación y como proyectos a corto plazo desea seguir perfeccionándose en la misma, porque como cualquier profesión requiere de actualización constante. Ya que el conocimiento es como “remar contra la corriente”, cuando se deja, se retrocede, todos los días hay cosas nuevas por tomar conocimiento, y en este mundo tan dinámico no se puede dar el lujo de bajar los brazos ni un día. Y como un futuro proyecto, está decidido a ser piloto, pero al solo efecto de cumplir con un sueño ya de grande, sin relación con la aviación comercial.
Finalmente, Roberto como una persona que ama su profesión y por sobre todo la aviación, recomienda a todos los jóvenes o personas de cualquier edad que se quieran iniciar en la aviación, que aparte de la pasión que sienten por la misma; como toda profesión, primeramente requiere de sacrificios, muchas veces estar lejos del país o de la familia. Por otro, es un gran compromiso, ese compromiso es primeramente con la seguridad y para llegar a eso, se debe ser íntegro, disciplinado, constante y con un gran sentido de responsabilidad por lo que hacen, porque como sabemos, sus acciones pueden tener repercusión en vidas humanas; los mecánicos, al estar en contacto directo con esa maravillosa y compleja máquina creada por el hombre, que se desplaza en un ambiente innatural para el ser humano, transportando a cientos de vidas a grandes velocidades y altitudes, deben siempre tener en mente que “En la aviación, solo lo perfecto es aceptable”, y tener en mente un refrán que debe guiarlos y recordarlos a cada día cuando van a trabajar: “Un solo avión en el aire necesita de muchos profesionales con pies en la tierra”.
En nombre del equipo de Aeronáutica Paraguay, agradecemos a nuestro amigo Roberto Báez por colaborar con la nota y, ¡deseamos que sigan los éxitos en su carrera!