La aplicación de la medida es de carácter inmediato. Y es que, según argumenta el ente regulador norteamericano, la inestabilidad que se vive actualmente en Venezuela, podría representar un riesgo latente en las operaciones civiles para pasajeros, tripulaciones y aeronaves.
Delta y United ya se habían retirado del país petrolero en 2017. Por su parte, el 15 de marzo, American Airlines anunció que suspendía sus vuelos a Venezuela hasta nuevo aviso, por lo que al momento de emitir esta directriz, ya de hecho no existía ninguna línea aérea estadounidense con vuelos regulares desde y hacia Venezuela.

El país sudamericano es incapaz de ofrecer garantías para la seguridad aérea, razón por la que varias compañías han ido retirando principalmente sus vuelos a Caracas a lo largo de los últimos años. Hubo además ataques vandálicos e intentos de robo a tripulaciones de líneas aéreas internacionales que pernoctan en territorio venezolano.
Asimismo, aludiendo un aumento de la tensión, la FAA prohíbe el sobrevuelo del espacio aéreo venezolano bajo 26.000 pies, que rige para cualquier compañía aérea estadounidense o aeronave con matriculación N (Estados Unidos). Se establece además un periodo de 48 horas iniciado el 1 de mayo para que tripulaciones estadounidenses abandonen por razones de seguridad el territorio venezolano.

Dicho lo anterior, muchos vuelos de, por ejemplo, American, Delta o United, entre Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, entre otros, y los Estados Unidos tendrán que desviar su rumbo, atravesando territorio colombiano o de Guyana, para evitar Venezuela.
La crispación social que se vive en Venezuela ha literalmente despedazado la industria de la aviación y ha sumido a ese país en una de las peores crisis de conectividad de las últimas décadas.
