El fabricante estadounidense Boeing enfrente una pesadilla de la que parece no despertará pronto.
A pesar de asegurar que culminó la actualización de software (incluyendo mejoras en el sistema MCAS) para aviones 737 MAX, cuya flota global se encuentra en tierra por disposición de los diferentes entes reguladores de aviación del mundo luego de las tragedias de Lion Air y Ethiopian Airlines, en octubre de 2018 y en marzo de este año respectivamente; el regreso a servicio de estas aeronaves deberá atravesar un largo proceso para su recertificación y no existe fecha concreta para que ello ocurra.

Como si lo anterior fuera poco, una revisión obligatoria de los aparatos sin volar hecha por la misma Boeing , detectó fallas de construcción en los slats de las alas, que en algunas unidades podrían no cumplir con los estándares de calidad de fabricación. Esto porque algunas partes no recibieron el tratamiento térmico adecuado. Según la FAA, el inconveniente estaría en el ensamblaje de los slats que podría derivar en fallas en su despliegue en las fases de despegue, aproximación y aterrizaje, aunque aclara que la situación no derivaría en tragedias como las ocurridas con los 737 MAX. No obstante, significa un nuevo golpe a Boeing en términos de confiabilidad. Boeing dice que ésto se presentaría en 20 737 MAX y 21 737 NG, pero la FAA argumenta que el número ascendería a al menos 179 737 MAX y 133 737 NG.
En los últimos años, la centenaria empresa de Seattle, enfrenta una seguidilla de dolores de cabeza por inconvenientes varios, como el recalentamiento de las baterías de litio de los 787 Dreamliner, con su resultado de paralización de flota y problemas en los motores Rolls Royce Trent 1000 Package B, C y Ten que, que si bien, son aspectos ajenos a ella, dañaron su reputación.

Alexandre De Juniac, director y CEO de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), dice que las autoridades deben abordar el problema con un enfoque “integral, coherente y de colaboración”. Durante la Asamblea General que se celebra en estos días en Seúl, Corea del Sur, De Juniac menciona que una de las conclusiones que deja la paralización de la flota 737 MAX es la necesidad de revisar los procedimientos de cómo son certificadas las aeronaves.
“A corto plazo, la solución es colocar al avión en servicio de manera segura, pero a mediano y largo plazo habrá una revisión completa del sistema de certificación. IATA y OACI deberían tomar la iniciativa con los organismos reguladores”, aportó Gilberto López Meyer, vicepresidente Senior de Seguridad Operacional de IATA.
Boeing intenta convencer a la FAA y sus principales pares en el mundo, que los updates en las computadoras de los 737 MAX cumplen con las garantías necesarias, pero algunos clientes prefieren hacer sus propias validaciones, lo que podría repercutir en más demoras en su reentrada a servicio y un veto parcial, ya que probablemente lo dejen volar solo en territorios donde ya se le haya dado el visto bueno al avión.
