Después de la muerte de Paul Allen, Stratolaunch Systems Corporation, la empresa que creó el avión más grande del mundo, podría terminar oficialmente sus actividades. La compañía creada por Paul Allen, cofundador de Microsoft, al cual, le surgió el deseo de ofrecer una plataforma de lanzamientos espaciales de bajo costo y con elevada flexibilidad, está en riesgo, pues, la familia de Paul, demostró interés en deshacerse del programa Stratolaunch.

Allen, declaradamente entusiasta de la aviación, falleció en octubre de 2018, víctima de cáncer. En 2011 creó el Stratolauch, que desarrollaba una serie de proyectos para el lanzamiento de vehículos espaciales, incluyendo satélites y con planes para el envío de seres humanos al espacio. La intención era desarrollar una plataforma capaz de competir con los tradicionales operadores espaciales, incluyendo agencias gubernamentales, como la NASA y la ESA. Así como la gigante startup SpaceX de Elon Musk, que posee una serie de contratos con la NASA y trabaja en proyectos propios, como una posible misión hasta Marte, el Stratolaunch pretende abaratar el acceso al espacio, en especial referente al lanzamiento de satélites de la órbita baja.

El mercado global está calentado por la enorme demanda de comunicación, exigiendo una constelación sin fin de satélites, la mayoría operando en órbitas a unos 450 km de altitud. Otras gigantes han apostado en el potencial del mercado, como Amazon, que trabaja en el proyecto de Blue Origin y Virgin Orbit del grupo británico Virgin. Además, Boeing y Lockheed Martin trabajan en sociedad en la United Launch Alliance, especializada en lanzamientos de cargas espaciales. De forma independiente, ambos fabricantes también compiten con proyectos tripulados para la NASA, Boeing deberá enviar pronto a los primeros astronautas a la Estación Espacial Internacional, con su nave CST-100 Starliner, mientras que Lockheed Martin trabaja en la nave Orion, que podrá emplearse en misiones de regreso a la Luna o en el viaje hacia Marte.

El Stratolaunch tiene como proyecto inicial utilizar el gigantesco avión de doble fuselaje y seis motores, derivado del Boeing 747-400, para lanzar cargas al espacio volando a media altitud. La apuesta estaba en la reducción del consumo de combustible de los cohetes lanzados a más de 10 km de altitud, lo que aumenta la carga útil disponible para el envío de objetos al espacio. El avión con envergadura de 117 metros voló por primera vez en abril de 2019, con previsión de lanzar su primer cohete a mediados de 2022.