La aviación, tal como la conocemos tiene una historia de un poco más que 100 años; pero el hecho de “volar” fue parte de la imaginación desde que los primeros hombres empezaron a contemplar con asombro el vuelo de los pájaros que libremente disfrutaban de aquel cielo infinito.
En la mitología antigua, todas las civilizaciones soñaban con volar. Desde Egipto, la Mesopotamia y en la antigua Asia existen registros de personajes representados con “alas” que probablemente ya indicaban que el ser humano siempre quiso explorar ese espacio que era considerado solo para los dioses. Sócrates, considerado uno de lo más grandes filósofos de la antigua Grecia había dicho que el ser humano debía de elevarse por encima de la tierra, incluso mucho más allá hasta los limites para poder tener una visión completa del mundo en el que vive.
Si nos ponemos a hablar de todos aquellos personajes que contribuyeron ya sea con su imaginación, experimentos o teorías, probablemente tendríamos que estar escribiendo un libro entero sobre la humanidad. Desde los personajes mitológicos de Dádalo e Icaro pasando por aquel empresario de la madera, William E. Boeing, hasta el multimillonario inversor Elon Musk; en la historia de la humanidad que seguirá sus pasos a velocidad cada vez más alta, no faltará nunca alguien que siga desafiando a las leyes de la gravedad para finalmente poder disfrutar del eterno cielo sin la ayuda de maquinas solo con sus propios medios.
Dejando de lado ese romanticismo que siempre nos ha caracterizado cuando hablamos de volar; hoy te traemos desde el baúl de los recuerdos aeronáuticos nuestra visita realizada hace 5 años atrás a uno de los museos más grandes de Sudamérica, un edificio que con sangre y sudor, el conocido fundador de TAM, el finado Comandante Rolim Adolfo Amaro, junto con su hermano João, levantaron en el interior de la ciudad de São Carlos, conocido como el Museo “Asas de un Sonho” (Alas de un Sueño).
En este museo, que dista a unos 350 km de la ciudad de São Paulo, dentro del estado con el mismo nombre, se encuentran una gran cantidad de aeronaves que marcaron la historia tanto a nivel local como internacional. Además en este amplio recinto, también funciona allí el MRO (Maintenance, Repair and Overhaul) de la actual Latam Brasil. A pesar de la distancia que guarda respecto a aquellos grandes museos aeronáuticos que uno puede visitar alrededor del mundo; en este museo existía aquella magia que no solo te cautivaba desde el momento en el que ingresabas por la puerta principal, sino porque además podías sentir cuan grande era el amor que sentían los hermanos Amaro por la aviación.
El edificio correspondiente al museo queda al lado de los hangares en donde se realizan los mantenimientos de los aviones de la compañía.
Tras adquirir los ticketes, pasamos al edificio contiguo en donde fuimos recibidos por el temido caza bombardero alemán de la Luftwaffe, el Messerschmitt BF109E-3, que perteneció al As del cielo Adolf Joseph Ferdinand Galland.
Varias maquetas adornaban el lobby central, entre ellas la del Fokker Dr I. El mismo que hizo famoso a otro as, Manfred von Richthofen, más bien conocido como el “Barón Rojo”.
Luego, uno accedía a una larga sala en donde se podía apreciar la historia de la aviación a través de paneles, fotografías y maquetas; todo el recorrido fue acompañado por una guía que nos iba explicando sobre cada una de ellas.
Distintas máquinas voladoras inventadas por Leonardo da Vinci. En el primer plano, un prototipo de paracaídas junto a otro del que es considerado el precursor de los helicópteros.
El padre brasileño Bartolomeu Lourenço de Gusmão, conocido como el padre volador. Se le atribuye el diseño del globo antes que los hermanos Montgolfier.
Una maqueta del globo aerostático de los hermanos Montgolfier.
Una representación del primer vuelo del Flyer de los hermanos Wright en el aeródromo de Kitty Hawk.
A ver, ¿a cuántos de ellos conoces? Charles Lindbergh, Amelia Earhart, Hélène Dutrieu, Glenn Curtiss, entre otros pioneros de la aviación.
Una maqueta del dirigible alemán LZ-129 Hindenburg.
La primera oficina de Boeing.
Una foto del bombardero Langley Night.
Un visor Norden; eran los computadoress que calculaban los lanzamientos, utilizados en los bombarderos B-29.
Una foto del hidroavión H-4 Hércules bautizado como “Spruce Goose” del legendario Howard Hughes.
Maqueta del Consolidated PBY Catalina, con los colores de la Força Aérea Brasileira.
Maqueta del avión supersónico Tupolev Tu-144, bautizado como el “Concordsky”, aunque su designación dada por la OTAN era “Charger”.
El gigante carguero ucraniano Antonov An-225 “Mriya”.
Maqueta del Boeing B747-8i.
Una foto del despegue del An-225, que fue diseñado para transportar al transbordador soviético Burán, como también otros tipos de cargas colosales.
Una comparativa de tamaños entre el H-4 Hércules, el A380, el An-225 y el 747-8i.
Una vista del “túnel de tiempo”.
Tras el recorrido por el túnel del tiempo, se accedía a una pequeña sala totalmente oscura en donde se proyectaba los inicios del museo narrando la historia de los hermanos Amaro. Tras una breve historia audio-visual, una puerta se abría y nos deseaba un buen vuelo en el Museo “Asas de un Sonho”.
Al abrirse la puerta, este era el visual que nos recibía.
En su tiempo, esta estructura que albergaba el museo con una dimensión de 450 metros de largo por 130 metros de ancho con una altura de 11 metros, era considerado el espacio cerrado más grande de la región. En él estaban expuestos más de 35 aeronaves de distintos tamaños y de épocas diferentes.
El avión que fue durante largo tiempo el caballo de batalla de la aerolínea TAM, el Fokker F-100. Aunque tras los accidentes que involucraron a este modelo, el nombre fue sustituido por el MK-28.
Dentro del museo también existía un rincón destinado a las exhibiciones de diecast.
El turbo-hélices holandés Fokker 27-600 “Friendship” que ayudó al crecimiento de la aerolínea en sus inicios.
Réplica del Demoiselle
Una réplica del 14-Bis utilizado por Santos Dumont, considerado el padre de la aviación brasileña.
El Savoia-Marchetti S.55 (con algunas modificaciones). Con este hidroavión, un aventurero brasileño cruzó el océano Atlántico.
Curtiss Robin.
Aeronca C-3.
Esqueleto de la estructura de un EAY-201 “Ypiranga”.
Al fondo, considerado por muchos como la aeronave más hermosa de la historia, el Lockheed 049 “Constellation”.
Fleet Model 2.
Vought F4U-1 Corsair.
Bücker 131A Jungmann.
Miles M2H Hawk Major.
Tayorcraft BC-12D.
Messerschmitt BF 109 G-4 Trop
Focke-Wulf Fw-44j Stieglitz.
CASA 1.131E-3B Jungmann.
Ryan PT-22 Recruit.
Republic P-47D Thunderbolt.
Boeing N2S-3 Stearman.
Supermarine Spitfire.
Dassault-Breguet Mirage IIIDBR.
Mikoyan-Gurevich Mig-21.
Mikoyan-Gurevich MiG-17 Fresco.
Grumman P-16E Tracker.
Mikoyan-Gurevich MiG-15 Fagot.
Embraer EMB-110 Bandeirante.
Cessna 140A utilizado por Ada Rogato para recorrer por las 3 Américas, cabe destacar que también registro su paso por Asunción.
Sikorsky SH-3A Sea King.
Embraer AT-26 Xavante.
De Havilland Canada DHC-5 “Buffalo”.
Cessna L-19E Bird Dog.
Convair L-13A.
Douglas DC-3C. El día que visitamos fuimos invitados exclusivamente a una zona restringida en donde estaba estacionado este DC-3 que recibiría la pintura de Varig. Desconocemos que pasó de este avión.
Republic RC-3 Seabee.
Junkers Ju 52 esperando su turno para ser restaurado.
Como pueden observar, en este museo se encontraban varias aeronaves que marcaron historia, mucha de ellas fueron donaciones de coleccionistas privados que confiaron sus activos a los hermanos Amaro. Algunas aeronaves fueron traídas hasta el museo volando por los propios hermanos. El Constellation expuesto fue el que durante 34 años estuvo abandonado en las instalaciones de la Fuerza Aérea Paraguaya. En realidad cada una de ellas tienen su propia historia. El museo contaba con una tienda de souvernir como también un restaurante cuya pared de ventana daba con los hangares de manteamiento en donde se podía observar trabajar a los mecánicos por los aviones que entraban para un chequeo. Lastimosamente, en enero del 2016 la nueva administración que tomó el mando de TAM, hoy Latam Airlines, no incluyó dentro de su presupuesto el mantenimiento de este museo, lugar que por mucho tiempo fue el sitio preferido para soñar por muchos entusiastas y profesionales que componen el mundo de la aviación. El museo cerró sus puertas ese mismo año; muchas aeronaves aún permanecen dentro de las instalaciones pero algunas fueron devueltas a su dueños originales. Aunque en 2018, tras negociaciones con la aerolínea, se planteó la posibilidad de trasladar el museo en sí a la capital de Sao Paulo.
Uno de las frases más amadas por todos los fanáticos por la aviación, nos dejó Leonardo da Vinci, y dice lo siguiente:
“Una vez que hayas probado volar, caminarás la tierra con tu ojos mirando al cielo, porque allí has estado y allí ansiarás volver”
Confiamos en que el Museo “Asas de um Sonho” abrirá nuevamente sus puertas a todos los amantes de la aviación para poder visitarlo y seguir soñando como seguro lo estaría haciendo desde el cielo el querido Comandante Rolim Adolfo Amaro.