Han pasado casi más de un mes desde aquel trágico accidente del Sukhoi Superjet 100 de Aeroflot que se cobró la vida de 41 pasajeros; investigaciones posteriores revelaron varios problemas que tuvieron los pilotos en controlar la aeronave que había presentado fallas en el sistema y radio desencadenando así una cadena que contribuyó con la tragedia.

Tras las investigaciones, representantes del gobierno de Rusia al mando del fiscal Yury Chaika, encontraron cientos de hechos calificables como negligentes, que podría poner en peligro la seguridad aeronáutica rusa. Según el promotor, se halló que los pilotos asumen el control de las aeronaves sin realizar suficientes entrenamientos, como así también las medidas de seguridad de las aerolíneas locales están muy por debajo del estándar considerado para la industria. Todo esto podría contribuir a un nuevo siniestro como el del Superjet.
Ante el parlamento, el fiscal declaró que unos 550 pilotos fueron desvinculados en el año 2017 por no poseer capacidades necesarias para lidiar ante casos de una emergencia aérea, como así también, surgieron casos como los de unos 400 aviones con el historial de mantenimiento dudoso, entre los cuales varios pertenecen a aerolíneas locales. El fiscal culpó al sistema de fiscalización de esas aeronaves, que no son realizados de manera periódica, y con un deficiente programa de seguridad desarrollado por el Ministerio de Transporte de Rusia.

La investigación también reveló la dura realidad aeronáutica rusa que carece de instructores altamente capacitados para los entrenamientos, escuelas de pilotos que funcionan sin una instalación apropiada que otorgan las licencias sin haber cumplido todo el programa de estudio.