La aerolínea australiana Qantas puso el día de hoy en el aire el segundo vuelo de investigación de ultra larga distancia, esta vez entre Londres-Heathrow y Sydney, dentro del “Proyecto Sunrise”, un programa de estudios científicos que busca minimizar el desfasaje horario y mejorar el bienestar de pasajeros y tripulantes en viajes de muy extensa duración.

El primer vuelo investigativo de este tipo tuvo lugar el pasado 19 de octubre desde Nueva York a Sydney, con un Boeing 787-9 Dreamliner, que transportó a 49 pasajeros y tripulación, el cual se completó en 19 horas y 15 minutos, reduciendo en alrededor de tres horas el tiempo un viaje típico en dicho trayecto, que normalmente incluye una parada en Los Ángeles.
Esta es la segunda vez en la historia que se efectiviza un vuelo sin escalas entre Londres y Sydney. La primera vez también lo había hecho Qantas en 1989, hace 30 años, con un avión cuatrimotor Boeing 747-400 con matrícula VH-OJA), aparato que ahora se exhibe en un museo público al sur de Australia.
En esta ocasión, el #QF7879 despegó hoy a las 6:09 am, hora del Reino Unido, con el Boeing 787-9 Dreamliner VH-ZNJ “Longreach”, que además luce un esquema especial por los 100 años de la compañía, llevando 52 pasajeros, seis tripulantes y cuatro pilotos encabezados por la comandante Helen Trenerry. La ultra moderna aeronave tuvo un peso al despegue de 231.950 kg y era alimentada por 100.000 kg de combustible. La nave tiene previsto llegar al aeropuerto Kingford Smith de Sydney mañana a las 11:13 am, hora de Oceanía.
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Los hallazgos del vuelo de hoy y del anterior, se utilizarán para evaluar las condiciones físicas y mentales a las que son sometidos los pasajeros (en su mayoría científicos) y tripulaciones, al atravesar por varios husos horarios y como éstos los afectan tras pasar casi 20 horas dentro de una aeronave. A medida que transcurre el vuelo, todos a bordo están bajo supervisión de médicos del Centro Charles Perkins de la universidad de Sydney, que monitorean como un vuelo tan largo repercute en el cerebro, principalmente en los de los cuatro pilotos que van rotando al mando, e identifican los periodos óptimos de descanso y trabajo de la tripulación; asimismo, como influyen en los viajeros las comidas, bebidas, el reducido espacio para el movimiento y los sistemas de entretenimiento.
Si bien este segundo vuelo de Londres a Sydney recorrerá unos 1.500 kilómetros más que los 16.097 kilómetros que separaron a Nueva York y Sydney en el vuelo anterior, se espera que el tiempo de viaje sea similar, más o menos 19 horas y 30 minutos, ya que el avión se beneficia de vientos de cola a favor predominantes en esa parte del globo.
“Sabemos que los viajeros quieren espacio para moverse en estos servicios directos, y los ejercicios que alentamos en el primer vuelo de investigación parecieron funcionar realmente bien. Por lo tanto, definitivamente estamos buscando incorporar zonas de estiramiento y de socialización en las cabinas”, dijo Alan Joyce, CEO de Qantas.
La profesora Corinne Caillaud, del Centro Charles Perkins, dijo que los datos de los tres vuelos se utilizarán para el análisis, sin embargo, los comentarios de los participantes en el primer vuelo sugieren que los cambios probados serían bienvenidos por los pasajeros.
“Esperábamos con ansias este segundo vuelo, que significa para los pasajeros cenar a la hora del desayuno, con el objetivo de alentarlos a dormir a las 10 de la mañana, hora de Londres, para así evitar la luz y restablecer su reloj biológico a la hora de Sydney”, mencionó la Profesora Corinne Caillaud, del Centro Charles Perkins.
Qantas comenzó a conectar a Londres con Sydney en 1947, en un viaje de cinco días y seis paradas. Hoy, la aerolínea vuela de Londres a Perth (costa oeste de Australia) sin escalas en alrededor de 17 horas y la ruta tiene la calificación más alta de satisfacción del cliente de cualquier vuelo en la red internacional de Qantas.

Joyce agregó: “Nuestro vuelo de Perth a Londres fue un gran salto y ha sido increíblemente popular. Viajeros de negocios me han dicho que prefieren quedarse a bordo y ver un episodio más de su serie favorita antes de llegar a su destino final, en lugar de pasar 90 minutos en tierra esperando un vuelo de conexión. También algunos padres me comentaron que preferirían no molestar a sus hijos si se instalan y evitar tener que llevarlos con todo su equipaje de mano para tomar otro vuelo, por lo tanto, definitivamente hay soporte para los vuelos sin escalas ultra largos”.