Cuando decimos que el avión es el medio de transporte más seguro en la actualidad, no lo decimos por decir; existen datos que avalan esa afirmación. Los ingenieros encargados de diseñar las aeronaves cuyo objetivo el el la de transportar millones de pasajeros, realizan un sinfín de pruebas hasta estar seguros que casi nada podrá causar una tragedia, excepto un factor, el humano.
El día 17 de noviembre de 2013, una aeronave de fabricación norteamericana, un mítico Boeing 737-500 operando para la aerolínea regional rusa Tatarstan Airlines, se disponía a aterrizar en el aeropuerto internacional de Kazán, cuando una serie de errores cometidos por los pilotos llevó al avión a realizar una arremetida debido a una aproximación fallida; tras esto el aparato cayó en picada a la pista matando instantáneamente a las 50 personas entre pasajeros y tripulación que iban a bordo.
Tras una exhaustiva labor de investigación por parte de las autoridades de seguridad rusa, se supo que el comandante del vuelo, Rustem Salikhov, poseía una licencia falsificada, por lo cual no estaba realmente capacitado para estar dentro de la cabina y mucho menos al mando de un avión con pasajeros.
Aquella trágica noche, Salikhov cometió varios errores junto a su co-piloto Viktor Gutsul, los cuales llevaron a la aeronave a estar casi 4km desalineada del eje de la pista. Tras ser advertido por el personal de control, se logró corregir algunos errores, pero la aeronave ya estaba condenada a muerte. Al declarar aproximación fallida, la tripulación no siguió los procedimientos necesarios, obviando pasos importantes, los que hicieron que el avión cayera con un ángulo de 75° a una velocidad próxima a los 450km por hora.
Según el comité de investigación, el comandante Salikhov obtuvo su licencia utilizando documentos falsos; incluso sin conocimientos básicos, habilidades y experiencia como piloto, comenzó a trabajar en vuelos de pasajeros. Tras el accidente, Valery Portnov, entonces subdirector gerente de Tatarstan Airlines, fue acusado por haber enviado los documentos falsificados de Salikhov, así también el entonces jefe regional de la agencia Rosaviatsiya en Tatarstan, Shavkat Umarov, fue acusado de negligencia.
Luego del accidente, la Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia, Rosaviatsiya revocó la licencia de aeronavegabilidad a la aerolínea.