Locado en Austria 1896 entre Bélgica y Viena de la ciudad de Asunción, Paraguay, Tempo Restó Collection nos sumerge en un túnel del tiempo, mezclando perfectamente el antaño con el presente con sus piezas de colección que decoran de manera excepcional el local gastronómico.

Su propietario es Diego Kallsen, quien trabaja en conjunto con su esposa Teresita. Este emprendimiento se forjó desde la niñez de Diego, que siempre fue fanático de la gastronomía, y soñaba en algún momento contar con su propio restaurante

Siempre escuchamos lo difícil que es emprender en nuestro país, Diego nos muestra que no es así. El emprendimiento es meramente “a pulmón”, demostrando la garra y entereza que necesitó hasta la inauguración de su local. Nadie que asista hoy día al restaurante seguramente imaginará que anteriormente ese lugar era un baldío con un pequeño tinglado donde se guardaban autos.

En Tempo Restó Collection, no quieren vender netamente comida, sino una experiencia. Conjugar los platos, cuyos precios son acordes a las buenas porciones que uno recibe (los que amamos la comida esto destacamos y agradecemos), además de saber que lo consumido no es procesado, es casero, desde la más mínima pasta, hasta la más jugosa carne. Así también, uno puede disfrutar un buen chopp, whisky, champagne, o bebidas sin alcohol, tales como agua y gaseosas .



El punto fuerte además de la comida es sin dudas, su colección. Fue tan impactante ver años y años de antigüedades, algunas con las que crecimos varios, otras que nos faltaba recordar, otras que nos faltaba por conocer. Toda la colección de botellas de Coca Cola, maquetas de transbordadores espaciales de la NASA, maquetas de aviones de diversas aerolíneas a nivel mundial, incluyendo la tan afamada aerolínea paraguaya que siempre guarda un lugar en nuestros corazones, Líneas Aéreas Paraguayas. Las colecciones de Diego no solo se limitan a las maquetas o diecast de aviones comerciales, también se puede apreciar un sinfín de artículos relacionados con la aviación militar como naval; entre ellos podemos citar al Messerschmitt Me 262, cuya tamaño gigante se encuentra colgado en la zona exterior del restaurante, mientras por dentro un “dogfight” se desarrolla con aviones en el techo como el mítico caza japonés Mitsubishi A6M “Zero”, un Vought F4U-1 Corsair con la pintura de la Fuerza Aérea Francesa y dos DC-3, uno con la pintura de la Fuerza Aérea Brasileña y el otro con las franjas blancas, igual a las utilizadas en la operación del día D en Normandía.



Un detalle que probablemente a muchos le pasaría desapercibido, son las ubicaciones de cada una de estas piezas, que están colocadas según las categorías como también sus procedencias; es así que no vamos a encontrar, por ejemplo, un avión de la segunda guerra mundial en medio de maquetas de aviones comerciales o un tanque Panzer alemán en medio de los autitos de la Hotwheels. En este restaurante, ir a comer no será una tarea fácil; a cada paso que uno da se encuentra con diferentes detalles que hará al comenzar sí o sí detenerte para admirar esos detalles que lo diferencian de otros locales gastronómicos.




En cada una de las vitrinas en donde están colocadas cuidadosamente las maquetas de los diferentes aviones podemos observar, por ejemplo, al Focke-Wulf FW190; al Messerschmitt BF190; probablemente la aeronave más rara que haya participado en la guerra, el Blohm & Voss BV-141 y el Heinkel He111, todos ellos pertenecientes a la temida Luftwaffe de Alemania. También aparecen el P-51 “Mustang”; el Supermarine Spitfire; el Fokker Dr.I utilizado por Manfred Albrecht Freiherr von Richthofen o conocido simplemente como el “Barón Rojo”; el Aero L-159 Alca de la Fuerza Aérea de la República Checa; el British Aerospace Sea Harrier; el FMA IA-58 Pucará; el Mikoyán-Gurévich MiG-19; el Dassault Mirage III; el General Dynamics F-111; el Lockheed Martin A-4AR Fightinghawk; el bombardero Túpolev Tu-95 “Bear”; entre otros.





A lo que nos concierne, podemos decir que Diego cuidó los aspectos de ubicar todo lo inherente a Líneas Aéreas Paraguayas, como también a la Fuerza Aérea Paraguaya en un lugar privilegiado, para que estos tengan mayor protagonismo cuando uno accede al restaurant. Es así que en la sección destinada a la extinta LAP, lucen diversos artículos relacionados a ella, tales como utensilios de metal que eran comunes en aquella época; vasos, platos y conjunto de teteras que eran materia prima para el servicio en las aeronaves como también un vaso chopp con la insignia de LAP, aunque este último creemos que fue como un souvenir. La colección relacionada a LAP es impresionante, ya que hoy en día es muy complicado conseguir esas partes debido a su alto valor en el mercado al ser objetos condicionados de aquella época dorada de la aviación paraguaya.


En cuanto a las Fuerzas Aéreas, hay una buena cantidad de cuadros de los diferentes tipos de aeronaves que históricamente la FAP contó en sus flotas; como por ejemplo el Potez 25 TOE utilizado en la campaña de la Guerra del Chaco como también un “avión ambulancia” Travel Air 600, el North American T-6 “Texan”, el EMB-312 “Tucano”, el Casa C-212, los helicópteros UH-1H y nuestro único caza jet, el EMB-326GB/AT-26 “Xavante. El pionero de la aviación nacional Silvio Pettirossi, también está presente a través de un cuadro de su Deperdussin T en plena maniobra.




Además de la aviación, Diego es un fanático del espacio, prueba de ello son los innumerables objetos de exploración espacial de la NASA; probablemente la pieza estrella de todas sea una maqueta del potente cohete “Saturn V” encargado de llevar al ser humano hasta la luna. Así también, los diferentes parches usados en las misiones espaciales decoran un sector bien iluminado.



Le consultamos a Diego sobre cómo hizo para conseguir tantas cosas. Nos detalló que algunas fueron heredadas de sus familiares, otras sin embargo se debe a “la suerte”, ya que ha comprado reliquias por ínfima suma que han aumentado grandemente su lista de ítems. Podemos decir que la inversión se nota y nos sumerge en lo que deseamos, la experiencia de la colección.

Agradecemos a Diego y a Teresita, quienes nos invitaron a pasar esta velada, e instamos a nuestros lectores a visitar el restaurante, porque estamos seguros que saldrán encantados con el servicio y la majestuosa colección.