O mejor dicho a uno de los más letales, ya que es bien sabido el poderío militar de la USAF, tanto en sus capacidades de ataque como en su más diversa variedad de aeronaves para misiones de todo tipo. Uno de estos equipamientos son son los drones; aviones no tripulados que no comprometen la seguridad de operarios.

Los drones o UAV (Unmanned Aerial Vehicle) no son un invento reciente; de hecho las primeras ideas de aeronaves no tripuladas se remontan a hace más de 100 años. Con el avance de la tecnología, estas aeronaves no tripuladas fueron perfeccionándose convirtiéndose así en los “juguetes” más caros que toda Fuerza Aérea desea tener de su flota. Las ventajas de los drones sobre las aeronaves tripuladas son varias: tienen la capacidad de desarrollar diferentes misiones volando a una altura muy superior por tiempos muchos más largos sin riesgo de vidas humanas. Sus aéreas de operaciones son diversas, desde los controles en las fronteras como también en tareas de vigilancia en donde según necesidades, pueden pasar al ataque en cuestión de segundos, ya que además de montar sofisticadas cámaras y sensores, también están equipadas con diversos tipos de armamentos.

La semana pasada, el poderío de estos drones pasaron a adornar las principales portadas del mundo al ser el responsables de asesinar al General iraní de las Fuerzas Quds; Qasem Soleimani y al Vicepresidente de la FMP, Abu Mahdi Al-Muhandis. A pesar de que la Fuerza Aérea de los Estados Unidos no confirmó cual de los drones fue el que disparó el misil letal, se cree que se trataría del MQ-9 Reaper, conocido también como “Predador”. Este UAV fue desarrollada por la General Atomics Aeronautical Systems; su longitud es de 11 metros con una envergadura de 20 metros y un peso vacío de 2.223 kg. Está propulsado por un motor Garrett TPE331, pudiendo alcanzar una velocidad máxima de 482 km/h volando a una altura máxima de 15.000 metros. Su tiempo de operación en el aire es de unas 28 horas y 14 horas cuando se encuentra completamente cargado, su rango operativo es de unos 1.850 km.

Una de la tecnologías que lo convierten en un arma sigilosa es el sensor Raytheon AN/AAS-52 que posee un Sistema de Apuntado Multiespectral que incluye una TV con luz de color/monocroma, infrarrojo, y se intensifica con un designador de destino/telémetro de láser para selección de objetivos con láser para municiones guiadas. Además, gracias a sus múltiples cámaras y sensores que permiten ver su actividad en directo desde cualquier rincón del planeta.
El MQ-9 está equipado con seis pilones o puntos de anclaje. Las sujeciones exteriores pueden llevar un máximo de 680 kg cada una y permitir el transporte de tanques externos de combustible. Uno de los armamentos que equipa son las bombas guiadas Unit-12 Paveway II y GBU-38, así como los misiles aire-tierra AGM-114 Hellfire, que la Fuerza Aérea afirma que permiten llevar a cabo ataques sobre objetivos con una bajo porcentaje de daños colaterales.

Estos drones son desmontables, por lo que cuando se requieren de su presencia en algún rincon del planeta, pueden ser transportados en contenedores que soportan carga igual o superior a la del avión militar estadounidense C-130 Hercules.