La tormenta parece no acabar, el túnel parece no tener final, los problemas parecieran haberse enamorado tóxicamente de Boeing. Este enero de 2020, el fabricante de Seattle cerró el mes sin un solo pedido nuevo. El hecho no había ocurrido desde 1962, cuando la línea de montaje solo tenía al 707 en producción y Boeing todavía estaba trabajando en el proyecto del futuro 727. El número de entregas finalizó el mes con 10 aviones, de los cuales seis son 787 Dreamliner, dos 777 y dos 767F.

La razón principal de la caída en los pedidos y entregas se refiere a la interrupción del 737 MAX, el producto de mayor volumen del fabricante norteamericano, y que hoy se encuentra en tierra, con prohibición de volar desde el mes de marzo del año pasado. Con las incertidumbres de una fecha de recertificación para el regreso de las operaciones regulares, Boeing optó por detener la producción del modelo, lo que afecta su ritmo de entregas.

El mercado también está esperando una confirmación de los plazos para reanudar el análisis de nuevos pedidos, incluso de compañías que ya tienen el 737 MAX ordenado y que estiman agregar pedidos adicionales. El jefe de la FAA, Steve Dickson, dijo que los vuelos de certificación del avión podrían tener lugar en las próximas semanas, y agregando que estaba satisfecho con el progreso de Boeing para resolver los problemas

Boeing también espera que el primer vuelo del 777-9 permita al mercado centrar su atención en el modelo, que promete mantener el liderazgo de la familia 777 en las ventas de aviones de larga distancia y gran capacidad. El 787, por otro lado, sufre la desaceleración del sector, que está creciendo menos de lo esperado, especialmente afectando el rango de mercado al que sirve el modelo.