La crisis global que está generando la pandemia de COVID-19 es abrumadora sobre todo para la industria de la aviación comercial, con líneas aéreas de todo el mundo tomando determinaciones drásticas como dejar su flota en tierra, interminables cancelaciones de rutas, despedidos y un panorama futuro incierto.
Alitalia, la emblemática compañía italiana, con base en el segundo país del mundo con mayor cantidad de casos y fallecimientos por Coronavirus, ya viene arrastrando desde hace varios años una delicada situación financiera y estando al borde de la bancarrota, buscando el estado italiano, que es su accionista parcial, la venta total de la firma a empresas privadas, objetivo no logrado en varias oportunidades, y dado el escenario actual para la aeronáutica mundial, el estado italiano no tiene otra alternativa más que asumir, una vez más su control en un 100% para garantizar su supervivencia.
El Ministerio de Economía de la nación europea administrará Alitalia y dispondrá de los fondos necesarios para que siga volando, aunque no se declaró la cantidad de dinero ni el plan de ajustes que seguramente será radical una vez que se supere la crisis del COVID-19.
Al mismo tiempo, Italia crea una caja en favor del sector del transporte en general con un presupuesto de 600 millones de euros para compensar a las líneas aéreas los daños sufridos debido a la suspensión de sus actividades. En las últimas semanas, en Italia han sido despedidos unos 5.000 trabajadores del rubro, que incluyen los afectados por el cierre de Air Italy en febrero, requiriendo Alitalia la liquidación de 2.785 trabajadores funcionarios.