No, no son los mismos que te cambian en un semáforo como los de tu automóvil, aunque tienen un mismo aspecto y un mismo uso. Estos son homologados por las autoridades aeronáuticas como cada componente o elemento extra que la aeronave posea.

La extrema utilidad de este “servicio” en vuelo es importante para algún momento donde la aeronave pase por un sector húmedo, en una aproximación con lluvia, en un aeropuerto con caída de nieve y en cualquier momento que la tripulación de mando lo necesite. En términos aeronáuticos es un “ítem no-go”, que significa que si estas no funcionan, el vuelo puede ser cancelado hasta que el mismo sea verificado y arreglado.
Algunas curiosidades de estos especiales métodos de limpieza es que cada limpiaparabrisas es accionado independientemente, o sea, en comparación con un automóvil, el piloto al mando y el copiloto pueden encender estos limpiadores según su conveniencia y a diferentes velocidades.

En una perspectiva aerodinámica, los limpiadores están preparados para soportar las altas velocidades que la aeronave alcance, pero con sus límites, aproximadamente de 0 a 250 nudos, es decir, que puede salir despedido desde su posición pero a un velocidad extremadamente alta, es por eso que su uso solamente aplica a bajas velocidades y generalmente en aproximaciones finales.

Algunos fabricantes creen que la presencia de estos corta el flujo de aire aerodinámico que fluye por las ventanas, lo que crea una resistencia parásita en un menor rango, es por eso que no todos los aviones tienen uno, caso como los ejecutivas, que sólo poseen aberturas en el borde de cada vidrio donde expulsan aire capaz de llevar las gotas de agua hacia una zona no visible para el piloto. Esta técnica de “limpia vidrios” también es utilizada para la nieve.

Si alguna vez te preguntaste, ¿que sucede con los aviones ligeros y/o monomotores? Es sencillo, ellos no necesitan uno porque al pasar por una lluvia en vuelo crucero o de aproximación, el mismo flujo de aire despedido del motor es el que ayuda a que las pequeñas gotas de agua escapen de la vista del piloto. Ya no es el caso de un Beechcraft King Air, que a partir de la serie 90, ya poseen limpiadores de parabrisas.

Un elemento que hasta parece poco importante, es el que puede salvar la vista de los trabajadores en la cabina de mando, y por ende, la de toda una aeronave.