Un hecho realmente insólito ocurrió en el aeropuerto internacional Pointe Noire, del Congo. Una aeronave de Air France llegó a dicha terminal para un vuelo de repatriación; cuando ésta aún se encontraba taxeando, fue víctima de disparos por parte de un personal de seguridad que custodiaba las inmediaciones de las instalaciones.
El avión, un Airbus A330-200 con matrícula F-GZCK, cubriendo el vuelo AF4145, había sido enviado al Congo para recoger a ciudadanos franceses que quedaron en el país africano. Según informaciones de las autoridades aeroportuarias, un sargento de la policía local, con un fusil AK-47 Kalashinikov, disparó al fuselaje del aparato, al pensar que el avión estaba llevando a personas con COVID-19 a este territorio. Tras el inverosímil hecho, el agente policial fue detenido por sus propios compañeros.
Según las primeras averiguaciones, en total se habían efectuado dos disparos, ya que fueron encontradas las vainillas servidas y el cargador de fusil en las cercanías en donde se encontraba el agente. El primer disparo dio en la barriga, próxima al compartimiento del tren de aterrizaje, mientras el segundo rebotó en el fuselaje y finalmente se alojó en el suelo.
Cargado del Ak-47 Las vainillas de los proyectiles
Unos 220 pasajeros que regresarían a París en ese vuelo, tuvieron que ser trasladados a un hotel próximo, ya que el viaje se suspendió y en sustitución fue enviado otro avión, esta vez un Boeing 777-200 con técnicos de la aerolínea para verificar los daños al A330 que quedó en el aeropuerto de Pointe Noire