Virgin Australia, la segunda mayor línea aérea del país del canguro y con base en Brisbane, se ha declarado en administración voluntaria, una figura de puesta en venta al mejor postor, como consecuencia de que la nación oceánica le negara un crédito de alrededor de 1.400 millones de dólares australianos (unos 900 millones de dólares americanos) para paliar las multimillonarias pérdidas derivadas de la pandemia del COVID-19, con toda su flota en tierra y la inexistencia de demanda de viajes.

Hay algunas ofertas de adquisición, provenientes de Singapore Airlines y HNA Group Co., ambas ya accionistas, y de Qatar Airways. Mientras tanto, el plan de reestructuración de la firma, que emplea a 10 mil personas en Australia y no contempla su cierre, estará a cargo de la consultora Deloitte.
Analistas del sector estiman que una vez que alguna firma internacional tome las riendas de Virgin Australia, el gobierno de ese país podría inyectar capital mediante un fondo gubernamental.

Virgin Australia, que pertenece a Etihad Airways en un 20,94%, a Singapore Airlines en 20,09%, Nanshan Group en un 19,98%, a HNA Group con 19,82% y a Richard Branson del Grupo Virgin Group con el 10,42%, posee una flota de 91 equipos: 80 Boeing 737 NG, 5 777-300ER y 6 Airbus A330-200, que sirven vuelos domésticos en Australia y en el Pacífico.