Desde que el virus del COVID-19 salió de las frontera de China y se expandió a nivel mundial, uno de los sectores más perjudicados es sin lugar a dudas la aviación comercial, cuyos ingresos cayeron estrepitosamente debido a las exigentes restricciones de los países y la falta de viajeros; esto llevó a que cada día más aerolíneas decidieran colocar sus aviones en tierra para evitar multimillonarias pérdidas, siendo las más afectadas las tripulaciones de esos aeronaves que fueron cesadas de sus funciones.

Derivado de lo anterior, muchos pilotos y tripulantes de cabina tuvieron que buscar otros empleos para poder subsistir. Uno de ellos es el capitán tailandés Thanun Khantatatbumroong, con más de 18 años de experiencia como piloto y 18.000 horas de vuelo en su historial, quien en su vida profesional pilotaba modernos Airbus A330-200. Pero como Bangkok Airways, en donde trabaja, decidió parquear sus aviones, debió enfocarse en otras alternativas laborales porque su salario fue reducido en un 75%.

El comandante Thanun cuenta que dispone de dinero suficiente como para poder aguantar por unos meses más, pero como con cuentas pendientes con el banco y debiendo abonar los salarios de sus empleados de un restaurante que abrió este año, tomó la decisión de laborar como delivery de comidas para poder así ganar un poco de dinero extra que oxigenen sus costos fijos. Y es así que cada jornada sale con su motocicleta BMW vistiendo una chaqueta de color verde con el logo de GRAB, la empresa para la que trabaja, sale a recorrer las calles de Bangkok.

Uno de los objetivos del capitán Thanun es romper esa idea de que los pilotos son profesionales orgullosos que por su ego no elegirían trabajos de baja calificación. La vida como repartidor no es fácil, ya que trabaja los siete día de la semana ganando aproximadamente 1.500 bats (46 dólares), aunque en buenas jornadas logró ganar más del doble. Puede que ese monto sea ínfimo en comparación a los 200.000 bat que percibía como piloto de aerolínea, pero teniendo en cuenta que el jornal diario en Tailandia es de unos 10 dólares, las ganancias del comandante no están para nada mal.
“Lo más difícil de ser repartidor de comidas en Tailandia en estas épocas es la de aguantar el calor tropical típico del mes de abril. Además encontrar algunas direcciones en Bangkok es muy complicado debido a que los mapas de Google no son muy exactos”, se descarga Thanun en una entrevista.
Pero al final y al cabo, el capitán Thanun se considera privilegiado de poder contar con dinero extra para sobrevivir, ya que en Tailandia, en donde el virus ha matado ya a 48 muertos, amenaza con dejar más de 10 millones de personas desempleadas, lo que equivale a uno de cada cuatro trabajadores de una población activa de 38,2 millones de habitantes.